Los paraguayos parecen genuinamente sorprendidos por la mini-legión de corresponsales y observadores extranjeros llegando a su capital a presenciar la que promete ser la primera elección realmente reñida que ha vivido el país en seis décadas.
"¿Y, qué se dice en el exterior de nosotros?", es la pregunta que repetidamente oigo en mis primeras horas en Asunción.
"No estamos acostumbrados a generar tanta atención", me dijo un empleado en el hotel.
También es fácil percibir la ansiedad que produce en muchos la perspectiva del primer relevo de poder entre partidos en casi tres generaciones.
Para muchos empleados públicos cuyas fortunas profesionales están alineadas con el gobernante Partido Colorado, una derrota de la candidata oficialista Blanca Ovelar podría convertirse en un problema personal de estabilidad laboral.
¿Conspiraciones?
Igualmente, Asunción sigue siendo terreno fértil para versiones acerca de la existencia de cientos de "colaboradores" extranjeros que supuestamente podrían estar planeando desórdenes para favorecer al candidato opositor, Fernando Lugo.
Si bien el mismo presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos hizo la denuncia, los observadores internacionales no la corroboran.
Entre tanto, en el centro de Asunción no es difícil toparse con carteles que muestran la imagen del abatido jefe guerrillero colombiano Raúl Reyes, con el rostro superpuesto del candidato Lugo, un mensaje poco sutil acerca de su supuesta cercanía con las FARC.
El ex obispo y hoy aspirante a la presidencia niega rotundamente cualquier vínculo con la guerrilla colombiana, y sus seguidores hablan de una campaña de desinformación contra su candidato.
"Lo que quiero es un cambio"
No obstante, a la par con la incertidumbre de muchos ante lo desconocido, se notan la ilusión de otros por ver un orden distinto.
"No es que yo quiera tanto a Lugo", asegura a BBC Mundo el taxista Miguel Llerena. "Lo que quiero es un cambio", dice mientras conduce su auto por las calles del centro. "Sesenta y un años son demasiado".
La jefa de la misión de la OEA, la ex canciller colombiana María Emma Mejía, negó categóricamente en la televisión paraguaya que tuvieran conocimiento de evidencia alguna de tal proceso
"No es que yo quiera tanto a Lugo", asegura a BBC Mundo el taxista Miguel Llerena. "Lo que quiero es un cambio", dice mientras conduce su auto por las calles del centro. "Sesenta y un años son demasiado".
La jefa de la misión de la OEA, la ex canciller colombiana María Emma Mejía, negó categóricamente en la televisión paraguaya que tuvieran conocimiento de evidencia alguna de tal proceso
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