El 27 de febrero se cumple el primer aniversario del brutal sismo y posterior tsunami que sacudió la zona central y el sur de Chile. La triste tragedia dejó 524 muertos, cientos de miles de personas sin casa e incalculables pérdidas económicas en infraestructura e industrias.
El terremoto de Chile de 2010 ha sido reconocido como el cuarto más caro de la historia moderna. Los daños materiales del sismo se estiman en 30.000 millones de dólares, lo que ha supuesto para el presupuesto nacional el 18% del Producto Interno Bruto (PIB).
El terremoto de 2010 dobló en gastos al de 1985, que estremeció la zona central del país y destruyó casi en un 80% el puerto y la ciudad de San Antonio, así como la de Melipilla. El Gobierno chileno admitió que el proceso de reconstrucción podría durar por lo menos cuatro años.
Un año después el ritmo de recuperación arroja esperanzas. Ya casi no hay escombros. Se ha reparado la mayoría de las autopistas, los puentes y las calles de los pueblos afectados. Fueron rehabilitadas la totalidad de las camas de los hospitales, algunos de los cuales todavía funcionan en carpas, mientras que el 70% de las 3.700 escuelas destruidas se encuentran en proceso de reparación.
Hogares 'mediaguas'
La labor de recuperación de la infraestructura y las viviendas está siendo titánica ya que el terremoto afectó a 50 ciudades, y 900 poblados y comunidades costeras. En un año, el Gobierno ha entregado 135.000 subsidios para construir o reparar viviendas.
Con todo, los damnificados expresan descontento por el lento proceso de restauración de viviendas: desde que se adjudica el subsidio hasta que se inicia la construcción puede pasar hasta un año a causa de los trámites burocráticos.
"En el proceso administrativo el Gobierno ha sido exitoso en entregar un certificado de subsidio, pero en términos de ejecución concreta ha sido de una lentitud impresionante", dice Claudio Arriagada, presidente de la asociación de municipalidades.
Por ejemplo, de las 220.000 viviendas destruidas en la localidad de Constitución hasta ahora muy pocas han sido rehabilitadas. Para los antiguos propietarios de otras 76.000 casas destruidas, el Gobierno instaló casas prefabricadas de emergencia.
A estos hogares se les llama 'mediaguas' (por ser medio construidas y no tener agua). Son una habitación de madera de 18 metros cuadrados con un par de ventanas. Con el tiempo, muchas familias logran ampliar sus 'mediaguas' con una segunda habitación, y algunos hasta levantan vallas de madera alrededor de sus refugios.
Daños al turismo
El sismo afectó también a la industria turística de la zona. Las pérdidas del sector son enormes ya que las bajas se estiman en casi un 70%.
En el sureño balneario de Dichato, por ejemplo, los dueños de restaurantes y casonas residenciales se endeudaron para volver a levantar sus negocios arrasados por el tsunami. Pero las cosas no les van demasiado bien ya que las fuertes y persistentes réplicas del terremoto espantan a los turistas. Estos han preferido irse este año a los balnearios de la parte norte del país, donde no hubo efectos del terremoto.
"Muchos residenciales se cayeron y la gente tiene susto de ir al río o a la playa", dijo Herminda Zurita, dueña de uno de los pocos hostales que quedaron intactos en Constitución. En el balneario de Pelluhue, 50 kilómetros al sur de Constitución, también son pocos los visitantes.
Mientras tanto el país sigue tratando de recuperarse, para el próximo domingo se prepara un homenaje a los fallecidos. Una emotiva ceremonia a la luz de las velas tendrá lugar en Cobquecura, el epicentro del terremoto, en la costa de la región del Maule.
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