El cantante y compositor francés Georges Moustaki, autor de canciones populares francesas clásicas como "Milord" o "Le Métèque", falleció este 23 de mayo a los 79 años. En 2011, Moustaki reveló que sufría problemas respiratorios y que su enfermedad "irreversible" lo dejaba "definitivamente incapaz de cantar".
Escuche 'Le Métèque', éxito mundial de Moustaki
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Georges Moustaki, cuyo verdadero nombre era Giuseppe Mustacchi, había nacido el 3 de mayo de 1943 en la ciudad egipcia de Alejandría, de padres judios griegos inmigrados a Egipto.
Moustaki se instaló en París en 1951, donde conoció a Georges Brassens, otra importante figura de la canción francesa. De hecho, Moustaki adoptó el nombre de este cantante y compositor francés.
El artista escribió cerca de tres centenares de canciones para los más grandes intérpretes franceses, entre otros, Edith Piaf e Yves Montand, antes de cantarles él mismo con mucho éxito. Sus canciones más célebres son: “Milord” (1958), escrita para Edith Piaf y traducida en el mundo entero, y “Le Métèque" (1969), cantada primero por Pia Colombo, que se hizo muy popular en el mundo entero.
También son muy conocidas obras como “Sarah”, “Mi libertad”, “Mi soledad », “Vuestra hija tiene 20 años” y “Joseph”. Políglota y pintor, Moustaki vivía desde hace más de cuarenta años en la isla Saint-Louis, en París.
Moustaki, el cantante con cara de ‘judío errante’ –como se describe él mismo en una canción– ha partido a vagabundear a otros mundos, luego de haber marcado la historia de la canción popular francesa.
Moustaki entró al diccionario de nombres propios de Larousse no hace mucho tiempo, en 2006. Una llegada discreta al famoso diccionario francés, a imagen y semejanza de un arista que ha logrado elevarse al nivel de las más grandes figuras de la canción popular francesa.
Diletante e hiperactivo, el cantautor elogiaba la pereza y de un modo de vida apacible, pero al mismo tiempo nunca dejó de crear, no sólo canciones, pues se apasionó también por la poesía, la pintura y los viajes.
Este Ulises moderno con cara de “pastor griego” viajaba tranquilamente, con una calma a flor de piel, buscando la frase perfecta, disfrutando el placer de crear una canción. “Componer una canción es realizar un milagro”, decía (puede escuchar el sonido original en francés en esta página).
Al llegar a París a comienzos de los 50, Moustaki realiza numerosos oficios, entre otros, vendedor de libros de poesía de puerta en puerta, periodismo, cantante callejero y pianista para amenizar bares. El encuentro con Georges Brasses va a cambiar la vida del joven egipcio, pues éste reconoce que sus composiciones son “de calidad” y lo alienta a seguir en la vía artística.
Con un alma de vagabundo y de humanista, la obra de Moustaki estuvo siempre naturalmente abierta al mundo, incluso antes de que se acuñara el termino de “World music”.
Moustaki en francés sobre el proceso creativo
“Una canción llega con una voz, las palabras y la música, un arreglo también. Llega en un momento particular. En ocasiones la recibimos bien; en otras, estamos como impermeables. Una canción es una burbuja de jabón que puede estallar o que puede portar consigo sueños extremadamente consistentes. Escribir una canción me procura un enorme placer. Es la realización de un milagro ya que es tener una idea y luego, unos segundos después, convertirla en algo concreto, una obra, un texto con música. Cuando esta idea cantada se abre camino en la emoción de los otros, cuando entra en sus memorias, es un gran regalo”.
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