La tribu khasi, en la India, es uno de los pocos pueblos del mundo en el que los hijos llevan el apellido de la madre. El padre es el único de la familia que tiene un apellido diferente. Pero ¿qué pasa con la justicia en el matriarcado khasi?
Como todas las mañanas, Banisha se prepara para ir a trabajar. Enseña Educación Cívica en una escuela primaria. Hoy tratan el tema de los apellidos. Banisha les explica que los khasi son uno de los pocos pueblos del mundo en el que los hijos llevan el apellido de la madre. El padre es el único de la familia que tiene un apellido diferente. Banisha es la autoridad de la casa, pero el cuidado de su familia recae sobre sus hombros. Comparte su pequeña casa con su hermana, sus padres, sobrinos y sobrinas. En la humilde choza de madera viven diez personas. Banisha se ocupa de las finanzas, la casa, la cocina y una vida familiar en armonía. Todos los días le encomienda unas tareas a su marido, pero si sus padres se enferman, ella asume sus cuidados. Banisha tiene una vida agotadora y llena de responsabilidades. Lancelot trabajó toda su vida en una fábrica de cemento. Ahora está jubilado y lucha como vicepresidente de una asociación en defensa de la igualdad entre hombres y mujeres. Al contrario que la mayoría de los hombres, que se someten en silencio al matriarcado, Lancelot tiene toda una serie de argumentos cuidadosamente elaborados para demostrar lo absurdo del sistema khasi. Como por ejemplo su incompatibilidad con el cristianismo. Lancelot se saltó las reglas de los khasi: su mujer y su hija, Spearry, de 28 años, llevan su apellido. Spearry es abogada en un juzgado de Shillong, la capital del estado. Es una mujer moderna, aunque sigue viviendo con sus padres. Es miembro de la asociación de su padre y apoya su lucha por la instauración del patriarcado. Ha roto con las antiguas tradiciones de los khasi. Considera que el matriarcado es la causa de muchos problemas en la sociedad khasi y una gran injusticia entre hombres y mujeres.
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