Los firmantes aumentan segundo a segundo. La carta abierta de la activista sueca Greta Thunberg, la ugandesa Vanessa Nakate, la polaca Dominika Lasota y la filipina Mitzi Tan es una sensación viral que visibiliza la preocupación por la crisis climática de personas de todas partes del mundo.
La misiva ha sido lanzada en la plataforma Avaaz en plena cumbre climática COP26, la cita de las Naciones Unidas que reúne a jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo con el fin de debatir sobre los principales retos medioambientales y fijar metas concretas para detenerlos.
En estos primeros días los focos mediáticos se han centrado en los discursos hegemónicos de los políticos. Sin embargo, hasta Glasgow, Escocia, sede de la cumbre, también se han desplazado múltiples activistas por el clima, con exigencias claras.
Actuar inmediatamente por mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5°C
El primer punto de la carta enviada a Glasgow pide a los líderes mundiales "mantener vivo el preciado objetivo" de mantener la temperatura global por debajo de los 1,5 ° C y lograrlo con reducciones de emisiones de gases de efecto invernaderos anuales inmediatas, "como nunca antes se ha visto en el mundo", dice la carta.
Y es que la poca implementación de las promesas realizadas en cumbres anteriores hacen dudar a muchos activistas de la seriedad de los países. En el año 2015, fue firmado el Acuerdo de París, en el que los países adscritos se comprometían a mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2ºC y a poder ser por debajo de los 1,5ºC.
Pero este compromiso no vino seguido de acciones para cumplirlo. La ONU alertó la pasada semana que la cifra podría aumentar hasta 2,7 grados centígrados respecto a la era preindustrial e incluso, en un escenario en el que no se cambie el modelo actual de consumo, el mundo podría llegar a calentarse hasta 4ºC.
Desde el Programa de la ONU para el Medio Ambiente avisaron que solo hay 8 años para reducir a la mitad las emisiones. "Para tener una oportunidad de limitar el calentamiento climático a 1,5ºC, tenemos ocho años para reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero (...). El reloj hace tictac en voz alta", afirmó la directora ejecutiva de PNUMA, Inger Andersen, en un comunicado.
Para lograr los objetivos es necesario que se frene la emisión de gases de efecto invernadero, pero en 2020 y, a pesar de la pandemia, se volvió a registrar un nuevo récord de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.
Acabar con el fomento de combustibles fósiles inmediatamente
La segunda demanda de los activistas es la de "poner fin inmediatamente a todas las inversiones, subvenciones y nuevos proyectos relacionados con los combustibles fósiles y detener las nuevas exploraciones y extracciones" de estas fuentes de energía.
Una petición que no encuentra eco a nivel mundial. La OCDE y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) alertaron que muchos países se están viendo atraídos a subsidiar los combustibles fósiles para paliar la subida de precios que están experimentando los consumidores tras la crisis económica de la pandemia, entre otras razones.
Según datos de la OCDE, las subvenciones al consumo van a dispararse este año, en 42 países analizados, un 244 % respecto a 2020, subiendo el monto hasta 440.000 millones de dólares. Una cifra que contrasta con la de 2020, cuando, tras el hundimiento de precios por la pandemia, los subsidios se redujeron hasta los 180.000 millones de dólares.
Esta tendencia a apostar por los combustibles fósiles como una forma de paliar los estragos económicos contrasta con las promesas escuchadas en la COP26. A nivel global, 49 países, y la Unión Europea como bloque, se han prometido lograr un estado de neutralidad de carbono para 2050.
Además, Naciones Unidas indica que del G20, el grupo de veinte países desarrollados y emergentes, solo diez miembros "es probable" que logren sus compromisos originales siguiendo las políticas aplicadas actualmente.
De hecho, también preocupa que solo unos pocos países en el mundo tienen actualmente un precio del carbono lo suficientemente alto como para empujar a los contaminadores a reducir emisiones y a optar por otras fuentes de energía.
Con esta serie de políticas puestas en marcha, la presión de los activistas se vuelve cada vez más notoria y necesaria de cara a que los líderes cumplan con sus promesas medioambientales y que estas no se queden solo en titulares de prensa.
Transparencia en las cifras del carbono que se expulsa a la atmósfera
La siguiente demanda es acabar con lo que algunos activistas llaman la "contabilidad creativa del carbono" (índices que no contabilizan todas las emisiones de gases) publicando las emisiones totales de todos los índices de consumo, incluidos "las cadenas de suministro, la aviación y el transporte marítimo internacionales y la quema de biomasa", indica la carta.
Esta ha sido una de las denuncias recurrentes de la activista sueca Greta Thunberg.
En agosto, cuando Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, anunció que había reducido las emisiones de gases a la atmósfera en un 42 % respecto a niveles de 1990, Thunberg calificó el mensaje de "mentira", acusando al país británico de "contabilidad creativa del carbono".
La activista denuncia que los líderes mundiales elevan sus cifras sobre la lucha contra el cambio climático al publicar balances en los que frecuentemente no se incluyen las emisiones causadas por la aviación, el transporte marítimo, la subcontratación o las importaciones al consumo, entre otros.
Financiar la transformación climática de los países pobres
Otra de las peticiones es la de entregar "100.000 millones de dólares" que los países ricos han prometido a países más vulnerables al cambio climático y con menos recursos y, además, otorgar "fondos adicionales" a estas naciones para los desastres climáticos que ya presentan muchas de ellas, como inundaciones, incendios forestales o sequías.
Entre los acuerdos de 2015 de París destacaba la obligación de los países ricos, responsables del 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, a recaudar entre 2020 y 2025, 100.000 millones de dólares anuales para los países en desarrollo, con el objetivo de combatir el cambio climático.
Sin embargo, la OCDE publicó un informe que señalaba que en 2020 solo habían llegado a reunir 79.600 millones de dólares de los que correspondían a ese año. Además, la organización se ha mostrado escéptica y no cree que se pueda lograr cerrar la brecha de financiación hasta 2023.
Precisamente, en su discurso, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo además referencia a la necesidad de verificar que el dinero llegue a esos países.
"Los países de África, del Pacífico, del Caribe y de América Latina y Sudamérica que más lo necesitan no son los que reciben más de esa financiación, lo sabemos", denunció Macron en su intervención en la cumbre de líderes de la COP26 en la ciudad escocesa de Glasgow.
Por su parte, las naciones en desarrollo aseguran que no pueden cambiar a una economía baja en carbono sin el apoyo financiero de los países más ricos, que históricamente son los principales responsables de las emisiones de carbono.
Políticas climáticas que reduzcan todas las formas de desigualdad
El último punto de la carta insta a los líderes políticos a poner en marcha no solamente políticas climáticas para luchar contra el calentamiento global, si no que estas además protejan a los trabajadores y a los ciudadanos "más vulnerables" para reducir "todas las formas de desigualdad".
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha estado reportando el aumento de migrantes en distintas regiones del planeta debido a los efectos del cambio climático, fenómenos como las temperaturas extremas, el aumento del nivel del mar, las sequías o las tormentas.
Paradójicamente, son las personas menos responsables del cambio climático las más vulnerables a sus consecuencias. Según la Cruz Roja, desde que comenzó la pandemia, los desastres asociados al clima afectaron gravemente la vida de al menos 139 millones de personas y de los 25 países más vulnerables al cambio climático, hay 14 que, además, están sumidos en conflictos armados.
Es por ello que la organización ha solicitado, en el marco de la COP26, que los países aseguren una atención centrada en las personas más vulnerables, que aumenten la financiación para la adaptación de países y comunidades pobres, que inviertan en prevención, que conviertan compromisos mundiales en acciones locales y que protejan el medio ambiente mediante el cumplimiento del derecho internacional humanitario.
La COP 26 finalizará el próximo 12 de noviembre y tras múltiples promesas de mandatarios, solo quedará ver en los años venideros cual es el alcance real de estos discursos.
Por lo pronto, miles de activistas presionan para que las acciones se materialicen. La carta a Glasgow, que se publicó tras el inicio de la cumbre, ha alcanzado, en tan solo un par de días, más de 1.560.000 de firmas.
Con EFE, Reuters y AP
FRance 24
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