El historiador Will Durant calcula que solamente ha habido un período de veintinueve años, en toda la historia de la humanidad, en el que no se ha producido ninguna guerra, en ninguna parte. En Afganistán, esa estimación adquiere un significado totalmente nuevo.
Durante las últimas cuatro décadas, el país ha sido símbolo de un Estado devastado por la guerra. Desde la invasión de la Unión Soviética en 1979 hasta el ascenso de los talibanes al poder en la década de 1990, pasando por el caos político y de seguridad, que ha supuesto la reaparición del movimiento integrista en la actualidad… los principales actores de la política mundial han tenido poco éxito a la hora de ayudar a crear un entorno en el que el pueblo afgano pueda reconstruir su país, de una vez por todas, y pueda comenzar a planificar su futuro.
A lo largo de los años, se han prometido miles de millones de dólares a la Administración afgana. Se han organizado innumerables conversaciones de paz y se han desplegado decenas de miles de efectivos militares para luchar por la paz y tratar de mantenerla. Y, sin embargo, Afganistán sigue siendo un país ‘al límite’.
En este 2021, los afganos han visto cómo Estados Unidos ha completado su salida del país y, también, cómo los talibanes han vuelto a hacerse con el poder, en un momento decisivo para la región, y para el mundo.
Anelise Borges, periodista de Euronews, viajó a Afganistán poco después de que los talibanes tomaran Kabul, para ser testigo de lo que el regreso del movimiento integrista al poder, significaría para Afganistán y para el pueblo afgano.
El reportaje realizado para el programa Euronews WITNESS, cuyo título es: ‘El regreso de los talibanes’, narra el viaje de la reportera a un país ahora gobernado por el régimen talibán, y sigue las primeras semanas de los miembros el movimiento integrista en el poder.
Durante sus días en Kabul, Borges pudo hablar con combatientes talibanes, así como con comandantes del movimiento y con funcionarios de su nuevo Gobierno. Así, pudo confrontar a algunos talibanes con varias de sus promesas de ofrecer a la compleja nación afgana, dividida en casi todos los sentidos posibles por líneas étnicas, religiosas, tribales, lingüísticas e ideológicas, una Administración inclusiva y un poder compartido.
El reportaje también cuestiona, además, el tipo de justicia que los talibanes planean impartir después de que el movimiento integrista aplicara una interpretación estricta de la Sharía que sembró el terror en Afganistán y fuera de sus fronteras, cuando el régimen talibán estuvo, por última vez, en el poder en el país.
-VICTORIA-
Tras ‘20 años de guerra’, los talibanes creen que la victoria es suya. Y le guste o no, al resto del mundo, es probable que el movimiento desempeñe un papel importante en la configuración del futuro de Afganistán.
Pero, los retos que tiene por delante su régimen son casi tan desalentadores como sus próximos objetivos: reconstruir las instituciones y las infraestructuras, mientras se enfrenta a un colapso económico casi total.
El país se ha visto abruptamente privado de unos 9 000 millones de dólares en reservas de divisas (el 90 % de sus existencias). La mayoría de estas reservas se encontraba en Estados Unidos.
El Gobierno del país, ahora conocido como Emirato Islámico de Afganistán, no puede pagar los salarios. Los bancos solamente pueden distribuir cantidades ínfimas de afganis, la moneda de la nación.
Millones de afganos no tienen acceso a dinero en efectivo, en un momento en el que los precios de los suministros básicos, como es el caso de los alimentos, el combustible y el gas, son cada vez más elevados.
La electricidad, importada en un 80 % de los países vecinos como Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán e Irán, no registra problemas, por el momento. Pero, la nueva Administración no ha podido pagar sus facturas desde que los talibanes tomaron el poder el pasado 15 de agosto.
Todo ello, mientras la mayoría de los altos funcionarios, tecnócratas y empresarios, abandonaban el país. Y, del mismo modo, también dejaban Afganistán los cooperantes y consultores extranjeros que permanecían en territorio afgano.
-FUTURO-
Aunque los talibanes han prometido, en repetidas ocasiones, que son capaces de abordar los problemas de Afganistán y conducir al país hacia un futuro más próspero y justo, muchos dudan de la capacidad del movimiento integrista para abordar algunos de los problemas más graves de la nación. "Pueden luchar y combatir en la guerra, pero ¿pueden realmente gobernar?". Esta fue una pregunta que ciudadanos afganos hicieron muy a menudo a la periodista durante su estancia en Kabul. Y, es una pregunta que, ella, no pudo responder. Al menos, todavía no puede hacerlo, asegura Anelise Borges.
EURONEWS
Comments