Caritas Chile se suma a la celebración del Día Internacional del Adulto Mayor, que se conmemora el 01 de octubre y es una ocasión en que invita a todos quienes formamos parte de la sociedad a reflexionar acerca del valor y dignidad de las personas adultas mayores en las diversas realidades de vida que ellos y ellas enfrentan.
En Chile, celebramos el MES DEL ADULTO MAYOR, cuya fecha de mayor relevancia, para muchas de las organizaciones con las cuales Caritas Chile desarrolla su servicio a nivel nacional, ha sido tradicionalmente en torno al 15 de octubre.
Este es un tiempo privilegiado, para alegrarnos por el logro que significa prolongar la vida de las personas gracias al desarrollo de las ciencias médicas y la tecnología. Las mejoras en las condiciones socio – sanitarias y ambientales, de nutrición y alimentación han sido también factores favorables que han permitido mejorar la calidad de vida. Las políticas sociales implementadas en bien de la población y del adulto mayor contribuyen, sin duda a mejorar las condiciones y alargar la vida de las personas.
Frente a estos notables avances, también es ocasión para analizar de qué forma estamos promoviendo la activa incorporación de las y los adultos mayores al desarrollo integral de nuestro país en estos tres ámbitos:
Al diseño e implementación de las políticas públicas que afectan los distintos ámbitos de su vida;
A la vida de nuestras familias, reconociendo el aporte invaluable que las personas mayores son en sí mismas, más allá de lo "productivos" y "útiles" que los demás le consideren.
A nuestra Iglesia, cuya vida y dinámica se hace posible en gran parte gracias al compromiso y fidelidad de sus mayores…
En el contexto de la conmemoración de los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y tal como lo señala el mensaje del Secretario General de Naciones Unidas con ocasión del Día Internacional de las Personas de Edad, "la celebración de este Día Internacional brinda la oportunidad de estimular el debate sobre la promoción de los derechos de las personas de edad y fortalecer las alianzas dirigidas a asegurar su plena participación en la sociedad, redoblando nuestros esfuerzos por hacer efectivos los derechos de las personas de edad y convertir en realidad el sueño de una sociedad para todas las edades".
Asimismo, es una oportunidad para reflexionar acerca de cómo los niños, jóvenes y adultos nos hacemos solidarios y responsables frente a las situaciones de pobreza y exclusión que viven muchos hombres y mujeres adultas mayores en nuestro país, cómo somos capaces de reconocerles el lugar que por derecho les corresponde como sujetos protagonistas de su desarrollo integral, cómo recogemos y hacemos visibles su enorme potencial de experiencia, sabiduría y aprendizajes que contribuyen a dar sentido a la vida de las nuevas generaciones. Se requiere promover con más fuerza el diálogo y la convivencia intergeneracional, para hacer más conciente y responsable a la sociedad toda, del proceso de envejecimiento de la población y de los desafíos que en ese contexto se nos plantean como sociedad y como Iglesia.
Esta celebración es también un llamado a las propias personas adultas mayores, a tomar conciencia de su valor y dignidad, es una invitación a descubrir el sentido y profundidad que la etapa de la vejez ofrece a todos quienes tienen el privilegio de llegar a viejos. Sin embargo, se hace necesaria una mayor conciencia tanto política como cívica en los adultos mayores, acerca de su poder de ciudadanía para seguir construyendo la patria que todos queremos.
Es finalmente una invitación para todos quienes nos acercamos a los 60, a comprometernos en el deber de seguir aportando desde nuestras distintas capacidades a la construcción de una sociedad en la que convivan armónicamente todas las edades. Este compromiso nos confronta necesariamente con la realidad de muchas personas adultas mayores que viven en situación de pobreza. No debemos descuidarnos, pues si bien es cierto que los avances han sido favorables en cuanto a la prolongación de los años y que los esfuerzos de la sociedad chilena en mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores, siempre subyace el que debemos hacer una distinción: es diferente hacer posible más años de vida, a vivir más años en condiciones sociales, culturales, de salud y seguridad social dignas a la naturaleza del ser humano.
Es pues válido celebrar y festejar por la vida de las personas adultas mayores, pero sin dejar de sentirnos interpelados profundamente por la situación de muchas de ellas que viven la realidad cotidiana en estado de pobreza, frente a lo cual no podemos permanecer indiferentes.
Caritas Chile renueva su compromiso con la dignidad humana de todas las personas de todas las edades, para construir una sociedad basada en nuevas relaciones humanas que ofrezcan espacios para que cada hombre y cada mujer seamos plenamente personas y animemos juntos la construcción de la comunidad justa, fraterna y solidaria que es posible para todos.
Santiago, Octubre de 2008.
En Chile, celebramos el MES DEL ADULTO MAYOR, cuya fecha de mayor relevancia, para muchas de las organizaciones con las cuales Caritas Chile desarrolla su servicio a nivel nacional, ha sido tradicionalmente en torno al 15 de octubre.
Este es un tiempo privilegiado, para alegrarnos por el logro que significa prolongar la vida de las personas gracias al desarrollo de las ciencias médicas y la tecnología. Las mejoras en las condiciones socio – sanitarias y ambientales, de nutrición y alimentación han sido también factores favorables que han permitido mejorar la calidad de vida. Las políticas sociales implementadas en bien de la población y del adulto mayor contribuyen, sin duda a mejorar las condiciones y alargar la vida de las personas.
Frente a estos notables avances, también es ocasión para analizar de qué forma estamos promoviendo la activa incorporación de las y los adultos mayores al desarrollo integral de nuestro país en estos tres ámbitos:
Al diseño e implementación de las políticas públicas que afectan los distintos ámbitos de su vida;
A la vida de nuestras familias, reconociendo el aporte invaluable que las personas mayores son en sí mismas, más allá de lo "productivos" y "útiles" que los demás le consideren.
A nuestra Iglesia, cuya vida y dinámica se hace posible en gran parte gracias al compromiso y fidelidad de sus mayores…
En el contexto de la conmemoración de los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y tal como lo señala el mensaje del Secretario General de Naciones Unidas con ocasión del Día Internacional de las Personas de Edad, "la celebración de este Día Internacional brinda la oportunidad de estimular el debate sobre la promoción de los derechos de las personas de edad y fortalecer las alianzas dirigidas a asegurar su plena participación en la sociedad, redoblando nuestros esfuerzos por hacer efectivos los derechos de las personas de edad y convertir en realidad el sueño de una sociedad para todas las edades".
Asimismo, es una oportunidad para reflexionar acerca de cómo los niños, jóvenes y adultos nos hacemos solidarios y responsables frente a las situaciones de pobreza y exclusión que viven muchos hombres y mujeres adultas mayores en nuestro país, cómo somos capaces de reconocerles el lugar que por derecho les corresponde como sujetos protagonistas de su desarrollo integral, cómo recogemos y hacemos visibles su enorme potencial de experiencia, sabiduría y aprendizajes que contribuyen a dar sentido a la vida de las nuevas generaciones. Se requiere promover con más fuerza el diálogo y la convivencia intergeneracional, para hacer más conciente y responsable a la sociedad toda, del proceso de envejecimiento de la población y de los desafíos que en ese contexto se nos plantean como sociedad y como Iglesia.
Esta celebración es también un llamado a las propias personas adultas mayores, a tomar conciencia de su valor y dignidad, es una invitación a descubrir el sentido y profundidad que la etapa de la vejez ofrece a todos quienes tienen el privilegio de llegar a viejos. Sin embargo, se hace necesaria una mayor conciencia tanto política como cívica en los adultos mayores, acerca de su poder de ciudadanía para seguir construyendo la patria que todos queremos.
Es finalmente una invitación para todos quienes nos acercamos a los 60, a comprometernos en el deber de seguir aportando desde nuestras distintas capacidades a la construcción de una sociedad en la que convivan armónicamente todas las edades. Este compromiso nos confronta necesariamente con la realidad de muchas personas adultas mayores que viven en situación de pobreza. No debemos descuidarnos, pues si bien es cierto que los avances han sido favorables en cuanto a la prolongación de los años y que los esfuerzos de la sociedad chilena en mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores, siempre subyace el que debemos hacer una distinción: es diferente hacer posible más años de vida, a vivir más años en condiciones sociales, culturales, de salud y seguridad social dignas a la naturaleza del ser humano.
Es pues válido celebrar y festejar por la vida de las personas adultas mayores, pero sin dejar de sentirnos interpelados profundamente por la situación de muchas de ellas que viven la realidad cotidiana en estado de pobreza, frente a lo cual no podemos permanecer indiferentes.
Caritas Chile renueva su compromiso con la dignidad humana de todas las personas de todas las edades, para construir una sociedad basada en nuevas relaciones humanas que ofrezcan espacios para que cada hombre y cada mujer seamos plenamente personas y animemos juntos la construcción de la comunidad justa, fraterna y solidaria que es posible para todos.
Santiago, Octubre de 2008.
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