Pretender ser amables, pero para los adultos menores, el hablarles suave y como si fueran niños les desagrada, según un estudio
El Universal Ciudad de México Miércoles 08 de octubre de 2008 10:02 Los profesionales le llaman habla infantilizada o, en este caso, "lenguaje de ancianos" (en inglés elderspeak).
Se trata de la dulce pero al mismo tiempo desdeñosa manera de dirigirse a la gente de la tercera edad: el doctor que habla al hijo cuando se refiere a la salud del padre; el encargado de la tienda que presupone que una persona mayor no sabe cómo utilizar una computadora, o que se le debe hablar lentamente o en voz alta.
Y también están los que se dirigen a las personas mayores con apodos como "linda", "querido", "corazón", etc.
"La gente cree que está siendo amable", dijo Elvira Nagle, de 83 años y residente de Dublin, California. "Pero cuando me llaman así me siento sumamente molesta".
Actualmente, de acuerdo con una serie de estudios mencionados en una nota de The New York Times, este tipo de "ofensas" puede tener consecuencias para la salud, especialmente si la gente acepta tácitamente las actitudes detrás de los mismos, señaló Becca Levy, profesora adjunta de epidemiología y psicología en la Universidad de Yale, quien estudia los efectos de dichos mensajes sobre la salud de los ancianos.
"Esos pequeños insultos pueden generar más imágenes negativas sobre la vejez", dijo Levy. "Y la gente con imágenes negativas de la vejez con el tiempo tiene una salud cada vez menos funcional, incluyendo menores tasas de supervivencia".
En una encuesta a largo plazo en la que participaron 660 personas de 50 años en adelante, publicada en el año 2002, Levy y sus colegas investigadores encontraron que la gente con percepciones positivas sobre la vejez vivió un promedio de 7.5 años más, un importante incremento respecto del que se asocia con hacer ejercicio o no fumar.
En el siguiente estudio, Levy encontró que la gente que se expone a imágenes negativas sobre la vejez, incluyendo palabras como "olvidadizo", "débil" y "tembloroso", tuvo un desempeño significativamente peor en pruebas de memoria y de equilibrio, así como mayores niveles de estrés.
No obstante, aun con estos descubrimientos, los que más ofenden a la gente mayor son los propios trabajadores del sector de los cuidados médicos, señaló Kristine Williams, enfermera geriatra y profesora adjunta en la escuela de enfermería de la Universidad de Kansas.
Para estudiar los efectos de este tipo de lenguaje en personas con demencia moderada a severa, Williams y un equipo de investigadores vidograbaron las interacciones entre los 20 residentes y los miembros del personal de una casa de descanso para ancianos.
Encontraron que cuando las enfermeras utilizaban frases como "buena chica" o "¿cómo nos sentimos hoy?" los pacientes se mostraron más agresivos y menos cooperativos o receptivos al tratamiento. Algunos de los que recibieron un trato infantil mostraron su molestia haciendo muecas, gritando o negándose a hacer lo que el personal les pedía.
Los investigadores, que darán a conocer sus descubrimientos en la publicación The American Journal of Alzheimer's Disease and Other Dementias (revista estadounidense de alzheimer y otras demencias), concluyeron que esta manera de hablarles a los ancianos transmite el mensaje de que el paciente es incompetente y "desata un descenso negativo en espiral entre las personas mayores, que reaccionan con una baja autoestima, depresión, retraimiento y asumen comportamientos de dependencia". (Traducción: Mariana Toledo)
El Universal Ciudad de México Miércoles 08 de octubre de 2008 10:02 Los profesionales le llaman habla infantilizada o, en este caso, "lenguaje de ancianos" (en inglés elderspeak).
Se trata de la dulce pero al mismo tiempo desdeñosa manera de dirigirse a la gente de la tercera edad: el doctor que habla al hijo cuando se refiere a la salud del padre; el encargado de la tienda que presupone que una persona mayor no sabe cómo utilizar una computadora, o que se le debe hablar lentamente o en voz alta.
Y también están los que se dirigen a las personas mayores con apodos como "linda", "querido", "corazón", etc.
"La gente cree que está siendo amable", dijo Elvira Nagle, de 83 años y residente de Dublin, California. "Pero cuando me llaman así me siento sumamente molesta".
Actualmente, de acuerdo con una serie de estudios mencionados en una nota de The New York Times, este tipo de "ofensas" puede tener consecuencias para la salud, especialmente si la gente acepta tácitamente las actitudes detrás de los mismos, señaló Becca Levy, profesora adjunta de epidemiología y psicología en la Universidad de Yale, quien estudia los efectos de dichos mensajes sobre la salud de los ancianos.
"Esos pequeños insultos pueden generar más imágenes negativas sobre la vejez", dijo Levy. "Y la gente con imágenes negativas de la vejez con el tiempo tiene una salud cada vez menos funcional, incluyendo menores tasas de supervivencia".
En una encuesta a largo plazo en la que participaron 660 personas de 50 años en adelante, publicada en el año 2002, Levy y sus colegas investigadores encontraron que la gente con percepciones positivas sobre la vejez vivió un promedio de 7.5 años más, un importante incremento respecto del que se asocia con hacer ejercicio o no fumar.
En el siguiente estudio, Levy encontró que la gente que se expone a imágenes negativas sobre la vejez, incluyendo palabras como "olvidadizo", "débil" y "tembloroso", tuvo un desempeño significativamente peor en pruebas de memoria y de equilibrio, así como mayores niveles de estrés.
No obstante, aun con estos descubrimientos, los que más ofenden a la gente mayor son los propios trabajadores del sector de los cuidados médicos, señaló Kristine Williams, enfermera geriatra y profesora adjunta en la escuela de enfermería de la Universidad de Kansas.
Para estudiar los efectos de este tipo de lenguaje en personas con demencia moderada a severa, Williams y un equipo de investigadores vidograbaron las interacciones entre los 20 residentes y los miembros del personal de una casa de descanso para ancianos.
Encontraron que cuando las enfermeras utilizaban frases como "buena chica" o "¿cómo nos sentimos hoy?" los pacientes se mostraron más agresivos y menos cooperativos o receptivos al tratamiento. Algunos de los que recibieron un trato infantil mostraron su molestia haciendo muecas, gritando o negándose a hacer lo que el personal les pedía.
Los investigadores, que darán a conocer sus descubrimientos en la publicación The American Journal of Alzheimer's Disease and Other Dementias (revista estadounidense de alzheimer y otras demencias), concluyeron que esta manera de hablarles a los ancianos transmite el mensaje de que el paciente es incompetente y "desata un descenso negativo en espiral entre las personas mayores, que reaccionan con una baja autoestima, depresión, retraimiento y asumen comportamientos de dependencia". (Traducción: Mariana Toledo)
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