Música como alimento del alma en tiempos de penurias y confinamiento.
Es lo que ofrece la chelista Camille Thomas a los parisinos desde el tejado del Instituto francés de la capital gala. Un exquisito Kadish de Ravel acariciando las cuerdas de un Stradivarius del siglo XVIII.
"Hoy es un alimento esencia, es el alimento del alma. Es mucho más que un simple divertimento, como el ver una serie de Netflix. Es importante estar entretenio, pero el alimento del alma que aporta escuchar a un músico tocando, recibir su belleza, es eso lo que nos permite aguantar en los momentos más difíciles".
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