El 66% de los trabajadores que prolongan más allá de los 65 años su vida laboral, pese a reunir los requisitos imprescindibles para acceder a la jubilación, son profesionales por cuenta propia, según Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Asociación de Trabajadores Autónomos, conocida bajo las siglas de ATA.
El pasado jueves, la secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Amparo Valcarce, informó en la Conferencia Ministerial sobre el Envejecimiento, celebrada en León, que en España han retrasado su jubilación alrededor de 200.000 trabajadores. El informe de ATA añade que el pasado 30 de septiembre había 106.295 afiliados masculinos y 63.604 femeninos que habían prolongado voluntariamente su carrera profesional, con renuncia a la jubilación. Las estadísticas a las que ha tenido acceso la Federación también recogen otras 42.673 personas cuyo género no está especificado. «Y, de todos ellos, más de las dos terceras partes están instalados por su cuenta», resaltó Amor.
Beneficiados
El presidente de la Federación de Autónomos se mostró visiblemente satisfecho porque, cuando la Ley de Medidas en materia de Seguridad Social entre en vigor, los autónomos se beneficiarán «doblemente». Por un lado, recibirán los incentivos que marca la norma «para todos los cotizantes del sistema de la Seguridad Social» y, por otro, «podrán ahorrar las cotizaciones correspondientes a sus asalariados, que opten por retrasar la jubilación».
«Para nosotros es una Ley muy especial», insistió. Los incentivos para prolongar la vida laboral, que entrarán en vigor próximamente, tienen su origen en la última reforma de pensiones pactada entre el Gobierno central, las patronales y los sindicatos más representativos, firmada el 13 de julio de 2006. Parte del contenido de este acuerdo entró en vigor por Decreto, pero otras medidas engrosaron un proyecto de Ley que todavía no ha terminado su tramitación parlamentaria. En este último paquete están los incentivos para la prolongación voluntaria de la vida laboral, destinados a ocupados mayores de 66 años.
En resumen, los beneficios suponen un 2% más de pensión por cada año de retraso de la jubilación, porcentaje que para los trabajadores con, al menos, 40 años cotizados se eleva un punto. El límite fijado será alcanzar un incremento de la prestación del 15% a los 70 años. El aumento del importe de la pensión se aplicará en todos los casos, incluida la prestación máxima.
Fuente: Ideal
El pasado jueves, la secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Amparo Valcarce, informó en la Conferencia Ministerial sobre el Envejecimiento, celebrada en León, que en España han retrasado su jubilación alrededor de 200.000 trabajadores. El informe de ATA añade que el pasado 30 de septiembre había 106.295 afiliados masculinos y 63.604 femeninos que habían prolongado voluntariamente su carrera profesional, con renuncia a la jubilación. Las estadísticas a las que ha tenido acceso la Federación también recogen otras 42.673 personas cuyo género no está especificado. «Y, de todos ellos, más de las dos terceras partes están instalados por su cuenta», resaltó Amor.
Beneficiados
El presidente de la Federación de Autónomos se mostró visiblemente satisfecho porque, cuando la Ley de Medidas en materia de Seguridad Social entre en vigor, los autónomos se beneficiarán «doblemente». Por un lado, recibirán los incentivos que marca la norma «para todos los cotizantes del sistema de la Seguridad Social» y, por otro, «podrán ahorrar las cotizaciones correspondientes a sus asalariados, que opten por retrasar la jubilación».
«Para nosotros es una Ley muy especial», insistió. Los incentivos para prolongar la vida laboral, que entrarán en vigor próximamente, tienen su origen en la última reforma de pensiones pactada entre el Gobierno central, las patronales y los sindicatos más representativos, firmada el 13 de julio de 2006. Parte del contenido de este acuerdo entró en vigor por Decreto, pero otras medidas engrosaron un proyecto de Ley que todavía no ha terminado su tramitación parlamentaria. En este último paquete están los incentivos para la prolongación voluntaria de la vida laboral, destinados a ocupados mayores de 66 años.
En resumen, los beneficios suponen un 2% más de pensión por cada año de retraso de la jubilación, porcentaje que para los trabajadores con, al menos, 40 años cotizados se eleva un punto. El límite fijado será alcanzar un incremento de la prestación del 15% a los 70 años. El aumento del importe de la pensión se aplicará en todos los casos, incluida la prestación máxima.
Fuente: Ideal
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