Lo dice el 62% de las argentinas de más de 50 años en una encuesta internacional.
Así como las mujeres están cambiando su lugar en la sociedad y barriendo con los estereotipos que sólo las asociaban con la ternura, el instinto y la timidez, muchas también están diciendo basta a los prejuicios sobre la vejez.
El 62% de las argentinas de entre 50 y 64 años afirma que es demasiado joven como para ser considerada vieja.
Los datos surgen de una encuesta realizada para la marca de cosmética Dove entre 1.590 mujeres de diez países: Argentina, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Alemania, Inglaterra, Italia, Francia y Japón.
El mismo estudio revela que el 93% de las mujeres en el mundo considera que la mayoría de las ideas sobre la vejez son erróneas. Una de ellas, por ejemplo, es que las mujeres mayores de 50 años no son productivas. "Las representaciones sociales sobre género y vejez son discriminatorias y prejuiciosas. Esas representaciones son formas del mito de la "eterna juventud" fundante de la sociedad actual, creada alrededor de valores como producción, consumo, belleza, fuerza y competitividad.
De modo que todo lo que no pertenezca a la juventud es infravalorado", analiza Liliana Gastrón, directora del doctorado en ciencias sociales y humanas de la Universidad Nacional de Luján.
Las argentinas creen que es necesario abordar nuevas ideas y desechar aquellas que no se corresponden con la realidad. El 91% de las entrevistadas opina que es tiempo de que la sociedad cambie su manera de ver a las mujeres y su envejecimiento.
Sin embargo, y pese a esa crítica, un 44% confiesa que no le gusta mirarse desnuda al espejo porque el cambio de su apariencia le hace mal. Una actitud comprensible, si se toma en cuenta que los especialistas en vejez indican que en el país los viejos y las viejas suelen ser representados como feos, pobres, improductivos, asexuados e incapaces de aprender.
"Hay una fuerte presión social para que las mujeres aparenten menos edad de la que tienen. Por eso consumen más tinturas, más gimnasio y más productos de belleza", puntualiza Margarita Murgieri, directora de la diplomatura bienal en gerontología de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría. De hecho, la encuesta revela que las argentinas son las que más temprano empiezan a cuidarse del envejecimiento: a los 42 años, cuando la edad promedio es de 46.Sobre el peso que ejerce el ideal social de belleza y juventud, Enrique Lombardo, docente e investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata, detalla que, en particular, en sociedades como la nuestra, "donde los ideales estéticos están muy destacados", se producen "mayores conflictos entre el ideal social y la auto-percepción de los individuos. A esto hay que sumarle que el mandato social que tienen las mujeres sobre su identidad y estética es mayor que el de los varones".
Fuente: El Clarín, Argentina
Así como las mujeres están cambiando su lugar en la sociedad y barriendo con los estereotipos que sólo las asociaban con la ternura, el instinto y la timidez, muchas también están diciendo basta a los prejuicios sobre la vejez.
El 62% de las argentinas de entre 50 y 64 años afirma que es demasiado joven como para ser considerada vieja.
Los datos surgen de una encuesta realizada para la marca de cosmética Dove entre 1.590 mujeres de diez países: Argentina, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Alemania, Inglaterra, Italia, Francia y Japón.
El mismo estudio revela que el 93% de las mujeres en el mundo considera que la mayoría de las ideas sobre la vejez son erróneas. Una de ellas, por ejemplo, es que las mujeres mayores de 50 años no son productivas. "Las representaciones sociales sobre género y vejez son discriminatorias y prejuiciosas. Esas representaciones son formas del mito de la "eterna juventud" fundante de la sociedad actual, creada alrededor de valores como producción, consumo, belleza, fuerza y competitividad.
De modo que todo lo que no pertenezca a la juventud es infravalorado", analiza Liliana Gastrón, directora del doctorado en ciencias sociales y humanas de la Universidad Nacional de Luján.
Las argentinas creen que es necesario abordar nuevas ideas y desechar aquellas que no se corresponden con la realidad. El 91% de las entrevistadas opina que es tiempo de que la sociedad cambie su manera de ver a las mujeres y su envejecimiento.
Sin embargo, y pese a esa crítica, un 44% confiesa que no le gusta mirarse desnuda al espejo porque el cambio de su apariencia le hace mal. Una actitud comprensible, si se toma en cuenta que los especialistas en vejez indican que en el país los viejos y las viejas suelen ser representados como feos, pobres, improductivos, asexuados e incapaces de aprender.
"Hay una fuerte presión social para que las mujeres aparenten menos edad de la que tienen. Por eso consumen más tinturas, más gimnasio y más productos de belleza", puntualiza Margarita Murgieri, directora de la diplomatura bienal en gerontología de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría. De hecho, la encuesta revela que las argentinas son las que más temprano empiezan a cuidarse del envejecimiento: a los 42 años, cuando la edad promedio es de 46.Sobre el peso que ejerce el ideal social de belleza y juventud, Enrique Lombardo, docente e investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata, detalla que, en particular, en sociedades como la nuestra, "donde los ideales estéticos están muy destacados", se producen "mayores conflictos entre el ideal social y la auto-percepción de los individuos. A esto hay que sumarle que el mandato social que tienen las mujeres sobre su identidad y estética es mayor que el de los varones".
Fuente: El Clarín, Argentina
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