La motivación es una de las condicionantes para mantener calidad de vida en los adultos mayores y aspirar a extender la existencia a 120 años o más. Y las relaciones sociales son un ejemplo de estímulo para las personas mayores.
Así lo comprobaron especialistas australianos cuya investigación sobre el asunto les permite afirmar que las personas de la tercera edad con buenas y variadas relaciones sociales tienen más posibilidades de aumentar su esperanza de vida que las que se aíslan o sólo las mantienen con sus familiares.
Estas son las conclusiones a las que ha llegado un estudio realizado por la Universidad australiana de Flinders, cuyos análisis señalan la importancia de crear nuevas amistades en la vejez, para evitar la dañina y poco saludable sensación de soledad por la pérdida de familiares y amigos fallecidos con el paso de los años.
La amistad prolonga la esperanza de vida de las personas mayores, incluso más que las relaciones familiares, afirma el estudio publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community.
Sus especialistas investigaron durante 10 años la influencia de los vínculos sociales de mayores de 70 años con niños, amigos, confidentes y parientes, teniendo en cuenta variables como la vida social, la salud y los estilos de vida. Hicieron seguimiento a 1 477 adultos mayores con el fin de determinar la influencia de las relaciones en su longevidad.
Durante la pesquisa los participantes debieron revelar información acerca de sus relaciones personales y el número de veces que contactaban telefónicamente con los miembros de la red social en la que se movían: familia, niños o amigos.
Los investigadores analizaron también la tasa de supervivencia de los participantes durante una década, descubriendo que el contacto con familiares (primos, hermanos, sobrinos…) no aumentaba la tasa de esperanza de vida de los ancianos.
Sin embargo, aquellos participantes con más y mejores relaciones de amistad, denotaban estadísticamente mayores oportunidades de permanecer con vida hasta el final del estudio.
La diferencia era de un 22% de más posibilidades de sobrevivir y de menos riesgo de morir durante ese periodo por parte de los más sociables con respecto a aquéllos que eran los menos afables de todos.
Los investigadores consideran que el trato con las familias no se elige, mientras que la amistad sí, lo que explicaría por qué las relaciones familiares no posibilitan un mayor tiempo de vida.
Asimismo, señalan la importancia de construir nuevas relaciones de amistad en la vejez, con el fin de reemplazar a los amigos que van desapareciendo con el paso del tiempo.
Los resultados confirman la importancia de la vida social en la tercera edad, como fórmula para mantenerse ilusionados y activos, lo que propicia una mayor calidad de vida y deseos de vivir.
Cuba acumula valiosas experiencias en este sentido con la creación de los Círculos de Abuelos que une los intereses de miles de personas adultas mayores en distintas actividades sociales, como son, entre otras, la celebración de onomásticos, excursiones a centros de recreación, visitas a museos, la realización conjunta de ejercicios físicos con atención facultativa, asistencia a conferencias y estudios en la Cátedra del Adulto Mayor.
Astrid Barnet
Radio Rebelde, Cuba
Así lo comprobaron especialistas australianos cuya investigación sobre el asunto les permite afirmar que las personas de la tercera edad con buenas y variadas relaciones sociales tienen más posibilidades de aumentar su esperanza de vida que las que se aíslan o sólo las mantienen con sus familiares.
Estas son las conclusiones a las que ha llegado un estudio realizado por la Universidad australiana de Flinders, cuyos análisis señalan la importancia de crear nuevas amistades en la vejez, para evitar la dañina y poco saludable sensación de soledad por la pérdida de familiares y amigos fallecidos con el paso de los años.
La amistad prolonga la esperanza de vida de las personas mayores, incluso más que las relaciones familiares, afirma el estudio publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community.
Sus especialistas investigaron durante 10 años la influencia de los vínculos sociales de mayores de 70 años con niños, amigos, confidentes y parientes, teniendo en cuenta variables como la vida social, la salud y los estilos de vida. Hicieron seguimiento a 1 477 adultos mayores con el fin de determinar la influencia de las relaciones en su longevidad.
Durante la pesquisa los participantes debieron revelar información acerca de sus relaciones personales y el número de veces que contactaban telefónicamente con los miembros de la red social en la que se movían: familia, niños o amigos.
Los investigadores analizaron también la tasa de supervivencia de los participantes durante una década, descubriendo que el contacto con familiares (primos, hermanos, sobrinos…) no aumentaba la tasa de esperanza de vida de los ancianos.
Sin embargo, aquellos participantes con más y mejores relaciones de amistad, denotaban estadísticamente mayores oportunidades de permanecer con vida hasta el final del estudio.
La diferencia era de un 22% de más posibilidades de sobrevivir y de menos riesgo de morir durante ese periodo por parte de los más sociables con respecto a aquéllos que eran los menos afables de todos.
Los investigadores consideran que el trato con las familias no se elige, mientras que la amistad sí, lo que explicaría por qué las relaciones familiares no posibilitan un mayor tiempo de vida.
Asimismo, señalan la importancia de construir nuevas relaciones de amistad en la vejez, con el fin de reemplazar a los amigos que van desapareciendo con el paso del tiempo.
Los resultados confirman la importancia de la vida social en la tercera edad, como fórmula para mantenerse ilusionados y activos, lo que propicia una mayor calidad de vida y deseos de vivir.
Cuba acumula valiosas experiencias en este sentido con la creación de los Círculos de Abuelos que une los intereses de miles de personas adultas mayores en distintas actividades sociales, como son, entre otras, la celebración de onomásticos, excursiones a centros de recreación, visitas a museos, la realización conjunta de ejercicios físicos con atención facultativa, asistencia a conferencias y estudios en la Cátedra del Adulto Mayor.
Astrid Barnet
Radio Rebelde, Cuba
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