Se puede atravesar desde un sentimiento marcado por el resentimiento, los temores, un dejarse caer, hasta una actitud tranquila que revela cierta paz interior, que deja a la luz haber podido procesar la experiencia que da el paso del tiempo. "La persona que envejece bien no vive temiendo a las enfermedades, a la muerte, porque se va adaptando gradualmente a los cambios”, dijo Graciela Zarebski, psicóloga experta en Gerontología.
Hay distintas maneras de cursar la vejez o la etapa de adulto mayor, desde un sentimiento marcado por el resentimiento, los temores, un dejarse caer, hasta una actitud tranquila que revela cierta paz interior, que deja a la luz haber podido procesar la experiencia que da el paso del tiempo.
La muerte, la enfermedad, el deterioro, son temas que aparecen indefectiblemente, aunque de distintas maneras, en el nuevo campo visual. "La persona que envejece bien no vive temiendo a las enfermedades, a la muerte, porque se va adaptando gradualmente a los cambios, ejerce el autocuidado, acepta los límites y sigue activo hasta el fin", dijo Graciela Zarebski, psicóloga experta en Gerontología. En este sentido, son personas que encuentran nuevos horizontes, "que buscan compensar pérdidas con ganancias, con proyectos, con ilusiones, logrando así la continuidad en su identidad; y sigue siendo el mismo, a través de los cambios", añadió la especialista.
Asimismo, remarcó que estos padres, que son realmente maduros, no pierden su lugar de padres y no pasan a una posición pasiva. Aunque sean dependientes de ayuda, conservan su autonomía."Por el contrario -continuó- el envejecimiento patológico se caracteriza por el quiebre en la continuidad, el derrumbe, con toda la secuela de patologías somáticas, depresiones, incluso demencia".
InfoRegión, Argentina
Hay distintas maneras de cursar la vejez o la etapa de adulto mayor, desde un sentimiento marcado por el resentimiento, los temores, un dejarse caer, hasta una actitud tranquila que revela cierta paz interior, que deja a la luz haber podido procesar la experiencia que da el paso del tiempo.
La muerte, la enfermedad, el deterioro, son temas que aparecen indefectiblemente, aunque de distintas maneras, en el nuevo campo visual. "La persona que envejece bien no vive temiendo a las enfermedades, a la muerte, porque se va adaptando gradualmente a los cambios, ejerce el autocuidado, acepta los límites y sigue activo hasta el fin", dijo Graciela Zarebski, psicóloga experta en Gerontología. En este sentido, son personas que encuentran nuevos horizontes, "que buscan compensar pérdidas con ganancias, con proyectos, con ilusiones, logrando así la continuidad en su identidad; y sigue siendo el mismo, a través de los cambios", añadió la especialista.
Asimismo, remarcó que estos padres, que son realmente maduros, no pierden su lugar de padres y no pasan a una posición pasiva. Aunque sean dependientes de ayuda, conservan su autonomía."Por el contrario -continuó- el envejecimiento patológico se caracteriza por el quiebre en la continuidad, el derrumbe, con toda la secuela de patologías somáticas, depresiones, incluso demencia".
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