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La vejez no se combate, sino que se vive de manera más saludable, sostiene Uriel García

A sus 85 años galeno sigue trabajando como patólogo en clínica Javier Prado
Lima, oct. 15 (ANDINA).- A los 85 años sigue haciendo planes e investigaciones. Nada lo detiene, ni un desgarramiento en el talón de Aquiles por dar un mal salto. A esa edad hay más experiencias gratas que ingratas, dice don Uriel García Cáceres, quien admite que le agrada que lo traten con cariño y respeto.

“La gente es la que me recuerda que soy un adulto mayor, pero yo no me veo tan viejo. Cuando me preguntan si me siento anciano, viejo o de la tercera edad, me parece una pregunta tonta”, comenta don Uriel, ex ministro de Salud en el segundo gobierno de Fernando Belaunde y patólogo reconocido en nuestro medio como en el mundo.

Trabaja actualmente en la clínica Javier Prado, donde es director del Área de Patología. Desde las 10 de la mañana, recibe a sus pacientes, supervisa el estudio de las muestras que llegan al laboratorio y atiende a quien le solicita una entrevista.Su consultorio está totalmente renovado y es el mejor del país.

Antes de iniciar su jornada, realiza una breve rutina de ejercicios que le permiten conservar la agilidad corporal. La mental, la consigue a través de las lecturas, del análisis de las muestras que su trabajo lo obliga y, sin duda, de su decisión de continuar asumiendo responsabilidades.
Don Uriel no tiene, literalmente, un pelo de tonto. Y más bien le sobra sentido del humor como para aceptar, sin molestarse, las denominaciones varias que reemplazan una realidad que a unos atormenta y que otros prefieren ignorar: la vejez.

Sin embargo, los reconocimientos públicos le producen sentimientos encontrados: siente orgullo del premio y lo estimulan a seguir haciendo proyectos, a pesar de que el “techo ya es muy corto y bajito ¿no?, que ya estoy pedido”, dice jocoso. El nombramiento reciente de la Academia Nacional de Medicina lo movió.

Lograr lo que se quiere
“Cuando cumplí 80 años recibí una carta de la Academia, muy linda, en la cual me decían que debido a mis méritos, etcétera, etcétera, los académicos que teníamos esa edad pasábamos a la categoría de eméritos. Luego me enteré de que era una circular enviada a varios vejestorios como yo. Sentí que me jubilaban, no porque era bueno sino porque era viejito. Me enojé: no podía elegir ni ser elegido ni presidir ninguna comisión sólo porque tenía 80 años. No acepté.”

Pero esa desazón no lo paralizó. Muy por el contrario, sigue trabajando. No usa ninguna fórmula para conservarse tenaz y vital. No tiene secreto alguno, se sorprende. “Pero ahora que todo el mundo me observa, me da premios, me doy cuenta de que no he mentalizado esta situación.”
Y a lo mejor esa sea la pócima de don Uriel: vivir, sin pensar en nada más que en lograr lo que se quiere. Sin medir tiempo ni pensar en él.

Este cusqueño, natural de Sicuani, atribuye sus energías al ser más porfiado “que una mula matrera”, como se lo decía un entrañable amigo, el periodista Mario Castro Arenas.
Una marca personal que le permitió ser ministro de Salud en 1982, a los 60 años, y cumplir sus propuestas sin dudar un solo minuto. Una de ellas: promover el uso de medicamentos genéricos.
Es la misma terquedad que empleó para determinar no separarse jamás de su mujer, doña Teresa Vidaurre, con quien tiene más de 54 años de matrimonio.

Genio y figura
"Nunca he pensado en morir, seguramente tenga que hacerlo alguna vez. Por el momento no he mentalizado hasta cuándo deba vivir. Lo que sí he pensado es en mi retiro, porque no podría vivir con mi jubilación de 2,300 nuevos soles, tras haberle brindado 35 años de servicio a la nación”.

Y le hacemos una pregunta para cerrar este diálogo: ¿qué hace un hombre de 85 años que no hace uno de 30? Él responde feliz: reírse del resto del mundo. “Tengo un estudio sobre la sobonería. Los he clasificado en congénitos y adquiridos, y los he subclasificado a cada uno de ellos en profesionales y aficionados. No es una broma.”

La madurez biológica y orgánica es hasta los 25 años. De allí se empieza a envejecer, a partir de ese momento, es fundamental tener un estilo de vida saludable.
Romper los paradigmas“Es necesario romper con paradigmas, como por ejemplo, que la vejez empieza a los 60 años. En verdad, se inicia entre los 40 y 45 años. También tenemos que aceptar que somos una sociedad no preparada en el tema.”

Por ese motivo, ha diseñado un plan de trabajo que busca preparar a los mayores de 60 a enfrentar y tratar su depresión; a conocer recursos que les permitan enfrentar el Alzheimer y poner en práctica actividades de protección y autocuidado en caso de que se presenten enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, gastritis erosiva y enfermedades osteo-vasculares.

River Senso sostiene que más que el envejecimiento biológico y orgánico, el más feroz es el cultural, las creencias que tiene cada pueblo o región de lo que es una persona que pasa los 50 años de vida. “La vejez no se combate, se vive de manera saludable. Y cada persona debe aprender a descubrir de qué manera.”

Datos
900 mil adultos mayores son asegurados por Essalud.
151 mil están inscritos en el Programa del Adulto Mayor.
61 mil sólo son los que asisten.
0.7 por ciento del presupuesto asignado a Essalud se orienta hacia la atención y prestación de servicios para el adulto mayor.
Fuente: Andna

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