Pareciera que la tercera edad es una etapa estancada de la vida, sin embargo, los hechos muestran que es una etapa de múltiples cambios, como la vida misma…
Que difícil debe ser adaptarse a que los hijos se van, hacen su vida, los nietos de igual forma y en múltiples casos el cónyuge muere y nos enfrentamos cara a cara con la soledad física y muchas veces emocional…
Es una etapa donde se tiene que aprender a disfrutar de nuestra gran amiga: la soledad, pero ¿quién ha dicho que la soledad no es agradable o apetecible?
Cuantas veces hay personas que están constantemente acompañadas físicamente pero se sienten solas en su interior, y por el contrario, hay personas que están solas físicamente pero disfrutan de esos momentos para contactarse consigo mismos, con sus afectos, con sus emociones y aprovechan para echarse un clavado dentro de si mismos y encuentran cosas hermosísimas que nunca se atrevieron a conocer, tal ves no por decisión propia, sino por las circunstancias propias de la vida: sacar adelante a los hijos, la misma rutina de la vida, las presiones, el trabajo…
Pero porque no ver esta etapa como una oportunidad para hacer un recuento de nuestra vida sin culpabilizarnos de los errores, al contrario, ver las cosas buenas, no olvidar las malas pero tampoco darles mucha importancia, ponernos a cuentas con aquellos a los que les fallamos y continuar un camino de búsqueda de nosotros mismos y de nuestra espiritualidad y ¿por qué no? Aprender cosas nuevas…
Creo que es una etapa en la cual podemos explotar y encontrar paz, armonía y tranquilidad con nosotros mismos, con los demás y por supuesto con Dios. Ánimo, esta etapa es hermosa, llena de sabiduría y reflexión!!!
Piensa que hay muchos que hubieran dado todo por llegar a ser viejos para disfrutar de sus hijos, de sus nietos y de tantas oportunidades que la vida te sigue dando…
Susana S. Polanco
Fuente: ALMAS
Que difícil debe ser adaptarse a que los hijos se van, hacen su vida, los nietos de igual forma y en múltiples casos el cónyuge muere y nos enfrentamos cara a cara con la soledad física y muchas veces emocional…
Es una etapa donde se tiene que aprender a disfrutar de nuestra gran amiga: la soledad, pero ¿quién ha dicho que la soledad no es agradable o apetecible?
Cuantas veces hay personas que están constantemente acompañadas físicamente pero se sienten solas en su interior, y por el contrario, hay personas que están solas físicamente pero disfrutan de esos momentos para contactarse consigo mismos, con sus afectos, con sus emociones y aprovechan para echarse un clavado dentro de si mismos y encuentran cosas hermosísimas que nunca se atrevieron a conocer, tal ves no por decisión propia, sino por las circunstancias propias de la vida: sacar adelante a los hijos, la misma rutina de la vida, las presiones, el trabajo…
Pero porque no ver esta etapa como una oportunidad para hacer un recuento de nuestra vida sin culpabilizarnos de los errores, al contrario, ver las cosas buenas, no olvidar las malas pero tampoco darles mucha importancia, ponernos a cuentas con aquellos a los que les fallamos y continuar un camino de búsqueda de nosotros mismos y de nuestra espiritualidad y ¿por qué no? Aprender cosas nuevas…
Creo que es una etapa en la cual podemos explotar y encontrar paz, armonía y tranquilidad con nosotros mismos, con los demás y por supuesto con Dios. Ánimo, esta etapa es hermosa, llena de sabiduría y reflexión!!!
Piensa que hay muchos que hubieran dado todo por llegar a ser viejos para disfrutar de sus hijos, de sus nietos y de tantas oportunidades que la vida te sigue dando…
Susana S. Polanco
Fuente: ALMAS
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