Asegura que nunca se ha hecho una cirugía estética, pero que sí probó con inyecciones faciales.
Acaba de celebrar sus 40 años de matrimonio, almuerza todos los domingos con sus siete nietos y aguarda ansiosa la llegada de otros dos que vienen en camino. Se afana en hacer puzzles para mantenerse activa intelectualmente. Y lleva casi un año dirigiendo el Instituto del Envejecimiento, entidad privada sin fines de lucro, destinada a investigar, organizar y apoyar iniciativas del mundo de la tercera edad.
Martita Larraechea (63 años), la esposa del senador y ex Mandatario Eduardo Frei Ruiz-Tagle y ex primera dama, no se detiene. Está a full y recorre el país organizando charlas y seminarios para explicarles a las personas mayores cómo superar sus problemas, por ejemplo, en temas tan cotidianos como las pensiones.
Según cuenta, el tema comenzó a interesarle mientras fue primera dama, cuando tomó fuerza la vacunación contra la gripe para la tercera edad y se creó la sopa que se entrega a los abuelos en los consultorios. De ahí al surgimiento del Instituto... hubo pocos pasos. Viene llegando de Temuco donde, a teatro lleno, se les explicó a los abuelos cómo mejorarán sus jubilaciones cuando se apruebe la reforma previsional.
"Antes de comenzar, una señora quiso leer un poema que se había editado en un libro tras un curso que se realizó cuando Eduardo era Presidente. Mientras leía, se me llegaban a parar los pelos de emoción. No estaba galleteado ni nada... Son adorables conmigo", cuenta.
Su sueño es que en cada comuna del país exista una casa donde los adultos mayores se puedan reunir para conversar, pintar, hacer gimnasia, escribir...
No le gustaría volver a La Moneda
Quizás por esta misión en la que está embarcada es que -asegura- no echa de menos el Palacio de La Moneda. Incluso asegura que no le gustaría volver."Es que estoy tan bien. En un período en el que ya se casaron mis hijas, estoy preparando la casa-museo de mi suegro (el ex Presidente Frei Montalva). De hecho hoy son los tijerales en Hinderburg 683. Son cosas que me entretienen y gustan, y no me exigen una cosa tremenda, que tenga que andar corriendo todo el día", cuenta a "La Segunda".
Y del bagaje que ha recogido en su trabajo en el instituto -donde también colaboran el ex canciller Enrique Silva Cimma; el ex director del Servicio Nacional del Adulto Mayor Manuel Pereira; Horacio Marín, decano de la Universidad Mayor, entre otros-, contesta directa cuál es la clave para envejecer con dignidad: "Hay que dar vuelta el switch. De todas maneras uno va a ser viejo. Por lo tanto, hay que tomarlo como una oportunidad y no como una tragedia".
Y añade: "Hay que pensar: cuando yo sea vieja y mis hijos se casen, voy a empezar a pasarlo bien. Voy a hacer lo que yo quiero hacer. Y nosotros, como sociedad, tenemos que proporcionarles eso. En el instituto trabajamos para darles esas herramientas. Yo les digo que tienen que llegar bien parados al Bicentenario"."Si fuera valiente, me habría estirado..."Como receta, Martita agrega la importancia de "caminar, hacer ejercicios, tomar vitaminas y hacer el esfuerzo de que no se te olvide nada. Por eso hay que estar leyendo, escribiendo, haciendo puzzles...".
-¿Y qué pasa con el aspecto físico?¿Qué piensa de la cirugía plástica?
-No tengo nada en contra de ella. Si fuera más valiente, me habría estirado hasta los pensamientos... (risas). Además Eduardo me lo tiene prohibido. El no concibe que una persona ingrese al quirófano si no es porque se está muriendo.
Pese a que se especuló hace algún tiempo que ella se había sometido a una cirugía estética, Martita lo desmiente. Reconoce que una vez probó con inyecciones de Botox en la zona de los ojos y tuvo una mala experiencia. "Como que se me cayeron..." los párpados, gesticula.
- ¿Y qué significan para usted las arrugas?
-La verdad es que yo entiendo que las arrugas son la experiencia y representan la vida. Pero qué quieres que te diga, preferiría estar bien estiradita, porque la experiencia se lleva en la cabeza y no en la cara. Pero bueno, así es la vida...Lo que sí haría, "aunque me echen de la casa", es sacarse las bolsas que aparecen bajo los ojos. Que no es su caso.
Fuente: La Segunda
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