Victoria invita a reírse de lo que puede paralizar la mente, pero nunca los sueños
Guanajuato, Gto., 17 de octubre. Con la vejez se pierde la memoria, pero no el sentido del humor, la capacidad de amar y, sobre todo, de vivir el momento. Este es el mensaje que transmite la artista Dulcinea Langfelder en la obra Victoria.
La puesta en escena, inspirada en un texto de Charles Fariala, es una lección de vida que invita al público a reírse de lo que es bonito y se olvida; de la soledad, y de ese terrible malestar que puede paralizar la mente, pero nunca los sueños.
La bailarina, mimo, cantante y comediante Dulcinea Langfelder interpreta a Victoria, una mujer que ha perdido la memoria y el control de su cuerpo, sin embargo, su imaginación le permite cantar, bailar y hasta volar.
En el contexto de la trama –que se desarrolla en la habitación de un hospital– la actriz enfatiza que el ser humano debe ser paciente, porque “ya le llegará su turno”. Se dirige al espectador, lo observa, lo analiza y cuestiona. Desea saber cómo vive y, de pronto, inventa una historia y afirma que las personas interesantes no abundan.
En una silla de ruedas, la actriz y directora canta a la vida y teje sus propias historias. En las cortinas de la habitación ve su realidad; se convierten en un espejo que refleja sus deseos de bailar, jugar o simplemente se dirige a su sombra para conversar y contar una historia diferente.
Para la realización de ese proyecto, Langfelder convivió mucho tiempo con personas de la tercera edad y aprendió con ellos a reír. “Alguien que perdió su memoria no necesariamente es consciente de su situación trágica, la tragedia la viven los seres que lo rodean”.
NOTA: “Victoria”, fue uno de los montajes internacionales presentes en enero de 2004 durante el XII Festival Internacional Teatro a Mil, aquí en Santiago.
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