Redacción Internacional— Tras haber celebrado los logros de Mayo del 68, la generación que no se fiaba de los mayores de 30 años e inventó la cultura juvenil vuelve a su realidad actual, la entrada en la edad de la jubilación, y muchos se preguntan si revolucionará el concepto de vejez.
Esta generación ha desarrollado costumbres "que están en clara contradicción con la imagen que se tiene de la vejez en nuestra sociedad... se rebelará contra esa imagen anticuada" y la cambiará, afirma el periodista alemán Rainer Böhme, que ha abierto un debate en su país con un libro sobre la "revolución" del concepto de edad.
Böhme, que pertenece a la generación posterior a la del 68, cree que en los próximos años se ampliará el debate sobre las facultades físicas y mentales de los mayores y habrá "una nueva discusión sobre la discriminación" de los viejos en nuestra sociedad.
No obstante, según algunos estudios, los primeros que tienen una imagen muy negativa de la vejez son los miembros de la generación que lanzó la cultura del "sexo, drogas y rock and roll".
Así, un estudio realizado en Gran Bretaña sobre la generación del baby-boom (1946-1966) -que coincide más o menos con la de Mayo del 68 (1940-1950)- indicaba que los miembros de ese grupo "se niegan a aceptar el paso del tiempo" y se gastan el dinero en tratar de retener o revivir la juventud.
En vez de invertir, al aproximarse a la edad de la jubilación, en casas de campo para un apacible retiro, los 'jóvenes carrozas' del baby-boom se compran motos y se someten a operaciones de cirugía estética, indicaba el estudio del instituto independiente Demos.
"Es una paradoja de esta sociedad en proceso de envejecimiento: muchos de nosotros estamos cada vez más obsesionados con la idea de juventud", escribe James Harkin, uno de los autores del estudio.
El sector publicitario, que hasta hace poco obviaba a los mayores porque gastaban poco y no eran receptivos a la novedad, se está volcando con estos 'nuevos viejos' que siguen teniendo hábitos consumistas y se mantienen al día; en los anuncios se ven cada vez más a modelos o famosos mayores, pero atractivos y glamourosos.
A un nivel menos superficial se espera que esta generación siga trabajando para la comunidad más allá de la edad de la jubilación.
En Estados Unidos se ha acuñado para este fenómeno el término "productiv aging" (algo así como envejecer de forma productiva) que consiste en cooperar con obras sociales, desarrollar algún talento artístico, estudiar una carrera o abrir un nuevo negocio.
Por otro lado, contrariamente a sus padres, los nuevos jubilados, más hedonistas, individualistas y formados, tenderán a jubilarse en las grandes ciudades, en vez de en el campo o la playa, porque no quieren prescindir de la oferta de la metrópolis.
Su estilo de vida podría revolucionar también el concepto de asilo: en Alemania, por ejemplo, algunos mayores están resucitando el modelo de comuna de los años 60 y se está desarrollando el concepto algo hippie de casa multigeneracional donde los viejos cuiden de los hijos de los que están en edad laboral.
Otros en Estados Unidos proyectan asilos para artistas con talleres, salas de conferencias y de exposiciones, o casas con horarios flexibles y actividades sociales -como la hora del cóctel- más adaptados a las exigencias de los nuevos jubilados.
Pero todo esto cuesta mucho, y, aunque la generación del 68 es heredera de cuantiosas sumas porque la anterior fue ahorradora y trabajó en años de bonanza económica, será difícil mantener ese estilo de vida de jubilado dorado.
Según Frédéric Sérrière, presidente de Senior Strategic, una consultora francesa especializada en el mercado de los mayores, "las personas que tienen entre 50 y 60 años sobrestiman en un 30 por ciento lo que van a cobrar de jubilación".
En países como Francia, además, dice a Efe por su parte Edouard Conte, del Instituto Socio-Antropológico de Berna, "la gente vive 83 años y trabaja hasta los 52", porque las empresas tienden a prescindir de los trabajadores a partir incluso de los 45 años por lo que los planes de jubilación no podrán mantenerse.
Si a esto se suma la baja de la natalidad, se ve que el nuevo concepto de jubilación del que hablan algunos será "muy transitorio" y lo disfrutaran "sobre todo personas del noroeste" del globo.
La generación del 68, advierte el geriatra Robert Butler, está muy mal preparada para hacer frente a los males potenciales de la vejez como la pobreza, el aislamiento, la enfermedad o el abandono del hogar.
Por ello, algunos especialistas, como los del Instituto Omega de EU, proponen como alternativa a los esfuerzos por mantener facultades juveniles el concepto de "envejecimiento consiente" y aceptado, y abogan por que la sociedad occidental vuelva a valorar virtudes que sólo se adquieren con los años como la sabiduría.
El Diario de México
Esta generación ha desarrollado costumbres "que están en clara contradicción con la imagen que se tiene de la vejez en nuestra sociedad... se rebelará contra esa imagen anticuada" y la cambiará, afirma el periodista alemán Rainer Böhme, que ha abierto un debate en su país con un libro sobre la "revolución" del concepto de edad.
Böhme, que pertenece a la generación posterior a la del 68, cree que en los próximos años se ampliará el debate sobre las facultades físicas y mentales de los mayores y habrá "una nueva discusión sobre la discriminación" de los viejos en nuestra sociedad.
No obstante, según algunos estudios, los primeros que tienen una imagen muy negativa de la vejez son los miembros de la generación que lanzó la cultura del "sexo, drogas y rock and roll".
Así, un estudio realizado en Gran Bretaña sobre la generación del baby-boom (1946-1966) -que coincide más o menos con la de Mayo del 68 (1940-1950)- indicaba que los miembros de ese grupo "se niegan a aceptar el paso del tiempo" y se gastan el dinero en tratar de retener o revivir la juventud.
En vez de invertir, al aproximarse a la edad de la jubilación, en casas de campo para un apacible retiro, los 'jóvenes carrozas' del baby-boom se compran motos y se someten a operaciones de cirugía estética, indicaba el estudio del instituto independiente Demos.
"Es una paradoja de esta sociedad en proceso de envejecimiento: muchos de nosotros estamos cada vez más obsesionados con la idea de juventud", escribe James Harkin, uno de los autores del estudio.
El sector publicitario, que hasta hace poco obviaba a los mayores porque gastaban poco y no eran receptivos a la novedad, se está volcando con estos 'nuevos viejos' que siguen teniendo hábitos consumistas y se mantienen al día; en los anuncios se ven cada vez más a modelos o famosos mayores, pero atractivos y glamourosos.
A un nivel menos superficial se espera que esta generación siga trabajando para la comunidad más allá de la edad de la jubilación.
En Estados Unidos se ha acuñado para este fenómeno el término "productiv aging" (algo así como envejecer de forma productiva) que consiste en cooperar con obras sociales, desarrollar algún talento artístico, estudiar una carrera o abrir un nuevo negocio.
Por otro lado, contrariamente a sus padres, los nuevos jubilados, más hedonistas, individualistas y formados, tenderán a jubilarse en las grandes ciudades, en vez de en el campo o la playa, porque no quieren prescindir de la oferta de la metrópolis.
Su estilo de vida podría revolucionar también el concepto de asilo: en Alemania, por ejemplo, algunos mayores están resucitando el modelo de comuna de los años 60 y se está desarrollando el concepto algo hippie de casa multigeneracional donde los viejos cuiden de los hijos de los que están en edad laboral.
Otros en Estados Unidos proyectan asilos para artistas con talleres, salas de conferencias y de exposiciones, o casas con horarios flexibles y actividades sociales -como la hora del cóctel- más adaptados a las exigencias de los nuevos jubilados.
Pero todo esto cuesta mucho, y, aunque la generación del 68 es heredera de cuantiosas sumas porque la anterior fue ahorradora y trabajó en años de bonanza económica, será difícil mantener ese estilo de vida de jubilado dorado.
Según Frédéric Sérrière, presidente de Senior Strategic, una consultora francesa especializada en el mercado de los mayores, "las personas que tienen entre 50 y 60 años sobrestiman en un 30 por ciento lo que van a cobrar de jubilación".
En países como Francia, además, dice a Efe por su parte Edouard Conte, del Instituto Socio-Antropológico de Berna, "la gente vive 83 años y trabaja hasta los 52", porque las empresas tienden a prescindir de los trabajadores a partir incluso de los 45 años por lo que los planes de jubilación no podrán mantenerse.
Si a esto se suma la baja de la natalidad, se ve que el nuevo concepto de jubilación del que hablan algunos será "muy transitorio" y lo disfrutaran "sobre todo personas del noroeste" del globo.
La generación del 68, advierte el geriatra Robert Butler, está muy mal preparada para hacer frente a los males potenciales de la vejez como la pobreza, el aislamiento, la enfermedad o el abandono del hogar.
Por ello, algunos especialistas, como los del Instituto Omega de EU, proponen como alternativa a los esfuerzos por mantener facultades juveniles el concepto de "envejecimiento consiente" y aceptado, y abogan por que la sociedad occidental vuelva a valorar virtudes que sólo se adquieren con los años como la sabiduría.
El Diario de México
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