Cada vez son más las personas sin hogar en los asilos del Norte de Texas que no se parecen nada al estereotipo del indigente.
Son abuelas y abuelos en sillas de ruedas, andadores y con bastones. Algunos fueron abandonados por sus hijos. Otros mueren en albergues o en las calles al paso de los años.
La población de indigentes está envejeciendo como la población general, y los asilos están reportando la llegada de más personas en edad más avanzada que no tienen un lugar a donde ir.
Marilyn Horton, de 55 años, dice que vivía abajo de un puente hasta que se refugió en la Fundación Vida de Dallas, la cual cuenta con un programa especial para los ancianos.
"Estoy tratando de salvar mi vida y volver a encarrilar a mi familia", dijo la señora Horton, toxicómana en recuperación, durante un juego de bingo semanal en el refugio.
Las personas mayores de 50 años constituyen el 33 por ciento de la población indigente del condado de Dallas, de un total de 5,163 y del 25 por ciento en el 2004, de acuerdo con un conteo realizado en el 2007 por la Alianza para los Desamparados de la Zona Metropolitana de Dallas.
La población de indigentes de edad mayor representa un desafío para los asilos, pues esas personas reciben apenas unos 600 dólares al mes del gobierno y ello hace difícil procurarles alojamiento.
También ocurre que algunos asilos no están en condiciones de dar atención a indigentes con cáncer, problemas cardiacos o mal de Alzheimer.
Las personas sin hogar tienden a envejecer más rápido que la población general y tienen una esperanza de vida considerablemente más corta debido a la falta de atención médica, condiciones de vida difíciles, mala nutrición y patrones de sueño deficientes, señaló Cindy Honey, directora ejecutiva de la Alianza para los Desamparados.
"Una persona sin hogar de 50 años parece más bien de 60 ó 70", agregó. "Llevan una vida difícil y eso les afecta físicamente".
Algunos asilos, como la Fundación Vida de Dallas, han adaptado programas especiales.
Los 24 ancianos que actualmente viven en el asilo – y que pagan 10 dólares por noche si tienen un ingreso – cuentan con su propia sala, dormitorios para hombres y mujeres separados del resto, actividades grupales regulares y un lugar privilegiado en la fila del comedor.
"Son personas muy dulces, y no sé cuál fue la situación que los trajo hasta aquí", dijo Lisa Hicks, coordinadora voluntaria del asilo. "Tratamos de mantenerlos aquí y que estén seguros".
El creciente número de personas en edad avanzada sin hogar en Dallas-Fort Worth sigue una tendencia nacional.
"Al igual que la población general, que está envejeciendo, parece haber más indigentes que viven sus últimos días en las calles o en refugios", afirmó Michael Stoops, director ejecutivo interino de la Coalición Nacional para las Personas sin Hogar, en Washington.
Existen pocos asilos especiales para las personas de la tercera edad en el país y pocos también son los estudios que se han hecho sobre el problema, añadió.
Los asilados que tienen un ingreso no pueden pagar un apartamento y encima cubrir sus necesidades básicas.
"Ahora se les está haciendo más difícil encontrar donde vivir, por el poco ingreso que tienen", dijo el reverendo Bubba Dailey, director ejecutivo del Centro Austin Street en Dallas.
"
No pueden mantenerse, no hay suficiente vivienda económica que les permita al mismo tiempo pagar sus medicinas, ropa, alimento y todo lo que necesitan. Viven a merced de lugares como este", dijo Dailey
Fuente: Dallas Fort Worth
Son abuelas y abuelos en sillas de ruedas, andadores y con bastones. Algunos fueron abandonados por sus hijos. Otros mueren en albergues o en las calles al paso de los años.
La población de indigentes está envejeciendo como la población general, y los asilos están reportando la llegada de más personas en edad más avanzada que no tienen un lugar a donde ir.
Marilyn Horton, de 55 años, dice que vivía abajo de un puente hasta que se refugió en la Fundación Vida de Dallas, la cual cuenta con un programa especial para los ancianos.
"Estoy tratando de salvar mi vida y volver a encarrilar a mi familia", dijo la señora Horton, toxicómana en recuperación, durante un juego de bingo semanal en el refugio.
Las personas mayores de 50 años constituyen el 33 por ciento de la población indigente del condado de Dallas, de un total de 5,163 y del 25 por ciento en el 2004, de acuerdo con un conteo realizado en el 2007 por la Alianza para los Desamparados de la Zona Metropolitana de Dallas.
La población de indigentes de edad mayor representa un desafío para los asilos, pues esas personas reciben apenas unos 600 dólares al mes del gobierno y ello hace difícil procurarles alojamiento.
También ocurre que algunos asilos no están en condiciones de dar atención a indigentes con cáncer, problemas cardiacos o mal de Alzheimer.
Las personas sin hogar tienden a envejecer más rápido que la población general y tienen una esperanza de vida considerablemente más corta debido a la falta de atención médica, condiciones de vida difíciles, mala nutrición y patrones de sueño deficientes, señaló Cindy Honey, directora ejecutiva de la Alianza para los Desamparados.
"Una persona sin hogar de 50 años parece más bien de 60 ó 70", agregó. "Llevan una vida difícil y eso les afecta físicamente".
Algunos asilos, como la Fundación Vida de Dallas, han adaptado programas especiales.
Los 24 ancianos que actualmente viven en el asilo – y que pagan 10 dólares por noche si tienen un ingreso – cuentan con su propia sala, dormitorios para hombres y mujeres separados del resto, actividades grupales regulares y un lugar privilegiado en la fila del comedor.
"Son personas muy dulces, y no sé cuál fue la situación que los trajo hasta aquí", dijo Lisa Hicks, coordinadora voluntaria del asilo. "Tratamos de mantenerlos aquí y que estén seguros".
El creciente número de personas en edad avanzada sin hogar en Dallas-Fort Worth sigue una tendencia nacional.
"Al igual que la población general, que está envejeciendo, parece haber más indigentes que viven sus últimos días en las calles o en refugios", afirmó Michael Stoops, director ejecutivo interino de la Coalición Nacional para las Personas sin Hogar, en Washington.
Existen pocos asilos especiales para las personas de la tercera edad en el país y pocos también son los estudios que se han hecho sobre el problema, añadió.
Los asilados que tienen un ingreso no pueden pagar un apartamento y encima cubrir sus necesidades básicas.
"Ahora se les está haciendo más difícil encontrar donde vivir, por el poco ingreso que tienen", dijo el reverendo Bubba Dailey, director ejecutivo del Centro Austin Street en Dallas.
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No pueden mantenerse, no hay suficiente vivienda económica que les permita al mismo tiempo pagar sus medicinas, ropa, alimento y todo lo que necesitan. Viven a merced de lugares como este", dijo Dailey
Fuente: Dallas Fort Worth
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