INICIATIVA INÉDITA EN FRANCIA PARA NO MARGINAR A LOS ANCIANOS
el Periódico.com
25 Enero 2008.
En la sociedad del consumo, el culto al cuerpo y la exaltación de la juventud, los viejos estorban. Molestan si interrumpen una conversación, irritan si conducen un vehículo y desazona tanto su prisa como su paciencia. La solución es excluirlos. Eso es lo que hicieron las dos grandes encuestas sociales del año 2007 en Francia --la de sexualidad ignora a los mayores de 69 años y la de violencia doméstica llega hasta los 60-- y contra esta marginación se ha rebelado una cincuentena de profesionales e investigadores, que han denunciado la discriminación por edad.
Los denunciantes han enviado una carta a la Alta Autoridad de Lucha contra la Discriminación y por la Igualdad (HALDE, en sus siglas en francés), un organismo creado por ley en diciembre del 2004 que normalmente recibe quejas basadas en el origen y el sexo. Nunca se le había planteado la discriminación por edad.
Retroceso de 15 años
"Consideramos --dice la carta-- que la exclusión de los adultos de más edad en las muestras de este tipo de encuestas, que afectan a la totalidad de los adultos, es una forma de discriminación. (...) Discriminación tanto más lamentable porque priva a los ciudadanos, los poderes públicos y los profesionales de informaciones esenciales para sus acciones y su trabajo".
Los firmantes, investigadores que trabajan en la llamada tercera edad, son de edades variadas, desde 27 a 83 años, con una media en los 50. El impulsor, Jer"me Pellissier, psicogerontólogo, tiene 37 años. "En el 2005, la encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre vida y salud se detenía en los 75 años. Y en el 2007 descubrimos que llega solo a los 60. No solo no se avanza, sino que se retrocede 15 años. Por eso decidimos reaccionar y enviar la carta", explica Pellissier.
El objetivo, según Pellissier, es que "la HALDE advierta a los organismos públicos para que en las cosas que conciernen a todo el mundo --sexo, consumo, ...-- las encuestas representativas incluyan a todas las edades. No hay ninguna razón para limitar la edad". Otra de las firmantes, Geneviève Laroque, presidenta de la Fundación Nacional de Gerontología, coincide.
"No pretendemos denunciar a nadie. Lo hemos hecho para advertir a la HALDE del principio de discriminación"."¿Cuándo empieza la vejez? ¿Usted lo sabe? Yo no lo sé", se pregunta Laroque en su modesto apartamento de Ivry-sur-Seine, en los suburbios de París. "La ley civil no fija ninguna discriminación por edad en Francia, pero hay disposiciones en el derecho social con diferencias de tratamiento marcadas por un límite de edad, en el acceso a la vivienda de los discapacitados, por ejemplo, más favorables para los menores de 60 años. Es una situación absurda".
La discriminación por edad se empieza a conocer en francés por el término âgisme, un neologismo que proviene de âge (edad), aparecido en Quebec en el año 2000, que sería a la edad lo que el sexismo es al sexo o el racismo a las razas. Para no quedarse en la protesta por la exclusión en las encuestas e "ir más allá", Pellissier anuncia la creación "en las próximas semanas" de un Observatoire de l'Agisme (Observatorio del Edadismo, se podría traducir).
Quebec, pionero
"En Quebec o en Estados Unidos hace varios años que tratan este tipo de discriminación. En Francia no hay ningún organismo. Si buscas en Amazon, aparecen una quincena de libros sobre este tema. Si lo haces en la web de la Biblioteca Nacional de Francia, no sale ninguno", cuenta Pellissier.
La Fundación Nacional de Gerontología colaborará con el observatorio. "Vamos a alimentarlo con todos los casos que encontremos porque dar a conocer las situaciones absurdas y los errores ayudará a combatirlos", afirma Laroque, que lleva 30 años trabajando con las personas mayores.
Esta experiencia la autoriza a reflexionar sobre las causas del mal trato a los ancianos. "La mala opinión de la gente sobre los viejos es por el miedo, el miedo de verse a sí misma en el espejo. Viejo es igual a muerte. Si tengo miedo a la muerte, tengo miedo de los viejos". Esta actitud no se corresponde con la prolongación de la vida. "Hay una conciencia colectiva, que viene de años, que ve a los viejos como frágiles. Hay muchos viejos que comparten ese prejuicio. Creo que esto cambiará con el tiempo, pero hay que luchar para eso".
Fuente: RLG
el Periódico.com
25 Enero 2008.
En la sociedad del consumo, el culto al cuerpo y la exaltación de la juventud, los viejos estorban. Molestan si interrumpen una conversación, irritan si conducen un vehículo y desazona tanto su prisa como su paciencia. La solución es excluirlos. Eso es lo que hicieron las dos grandes encuestas sociales del año 2007 en Francia --la de sexualidad ignora a los mayores de 69 años y la de violencia doméstica llega hasta los 60-- y contra esta marginación se ha rebelado una cincuentena de profesionales e investigadores, que han denunciado la discriminación por edad.
Los denunciantes han enviado una carta a la Alta Autoridad de Lucha contra la Discriminación y por la Igualdad (HALDE, en sus siglas en francés), un organismo creado por ley en diciembre del 2004 que normalmente recibe quejas basadas en el origen y el sexo. Nunca se le había planteado la discriminación por edad.
Retroceso de 15 años
"Consideramos --dice la carta-- que la exclusión de los adultos de más edad en las muestras de este tipo de encuestas, que afectan a la totalidad de los adultos, es una forma de discriminación. (...) Discriminación tanto más lamentable porque priva a los ciudadanos, los poderes públicos y los profesionales de informaciones esenciales para sus acciones y su trabajo".
Los firmantes, investigadores que trabajan en la llamada tercera edad, son de edades variadas, desde 27 a 83 años, con una media en los 50. El impulsor, Jer"me Pellissier, psicogerontólogo, tiene 37 años. "En el 2005, la encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre vida y salud se detenía en los 75 años. Y en el 2007 descubrimos que llega solo a los 60. No solo no se avanza, sino que se retrocede 15 años. Por eso decidimos reaccionar y enviar la carta", explica Pellissier.
El objetivo, según Pellissier, es que "la HALDE advierta a los organismos públicos para que en las cosas que conciernen a todo el mundo --sexo, consumo, ...-- las encuestas representativas incluyan a todas las edades. No hay ninguna razón para limitar la edad". Otra de las firmantes, Geneviève Laroque, presidenta de la Fundación Nacional de Gerontología, coincide.
"No pretendemos denunciar a nadie. Lo hemos hecho para advertir a la HALDE del principio de discriminación"."¿Cuándo empieza la vejez? ¿Usted lo sabe? Yo no lo sé", se pregunta Laroque en su modesto apartamento de Ivry-sur-Seine, en los suburbios de París. "La ley civil no fija ninguna discriminación por edad en Francia, pero hay disposiciones en el derecho social con diferencias de tratamiento marcadas por un límite de edad, en el acceso a la vivienda de los discapacitados, por ejemplo, más favorables para los menores de 60 años. Es una situación absurda".
La discriminación por edad se empieza a conocer en francés por el término âgisme, un neologismo que proviene de âge (edad), aparecido en Quebec en el año 2000, que sería a la edad lo que el sexismo es al sexo o el racismo a las razas. Para no quedarse en la protesta por la exclusión en las encuestas e "ir más allá", Pellissier anuncia la creación "en las próximas semanas" de un Observatoire de l'Agisme (Observatorio del Edadismo, se podría traducir).
Quebec, pionero
"En Quebec o en Estados Unidos hace varios años que tratan este tipo de discriminación. En Francia no hay ningún organismo. Si buscas en Amazon, aparecen una quincena de libros sobre este tema. Si lo haces en la web de la Biblioteca Nacional de Francia, no sale ninguno", cuenta Pellissier.
La Fundación Nacional de Gerontología colaborará con el observatorio. "Vamos a alimentarlo con todos los casos que encontremos porque dar a conocer las situaciones absurdas y los errores ayudará a combatirlos", afirma Laroque, que lleva 30 años trabajando con las personas mayores.
Esta experiencia la autoriza a reflexionar sobre las causas del mal trato a los ancianos. "La mala opinión de la gente sobre los viejos es por el miedo, el miedo de verse a sí misma en el espejo. Viejo es igual a muerte. Si tengo miedo a la muerte, tengo miedo de los viejos". Esta actitud no se corresponde con la prolongación de la vida. "Hay una conciencia colectiva, que viene de años, que ve a los viejos como frágiles. Hay muchos viejos que comparten ese prejuicio. Creo que esto cambiará con el tiempo, pero hay que luchar para eso".
Fuente: RLG
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