La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte a España de que, entre todos los países europeos, es el que tiene el problema más serio respecto al envejecimiento de la población y, por lo tanto, respecto al futuro de la protección social.
“España es el país europeo que [a medio plazo] absorberá mucho más rápidamente el porcentaje de población de mayor edad.
Por lo tanto, se enfrentará a este desafío, y a los problemas que surjan a raíz de él, mucho antes que los demás, con la necesidad de reaccionar con políticas públicas”.
Éste es el sentido de la ponencia pronunciada sobre el envejecimiento de la población por Asghar Zaidi, director del Centro Europeo de Viena de Investigación en Política Social, en el Consejo Económico y Social, y que va a reproducir próximamente su publicación Cauces.
El Centro Europeo de Viena es una organización intergubernamental afiliada a Naciones Unidas e integrada por más de treinta países, incluida España, y así se recoge como agencia de la ONU en la página de Internet del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
Zaidi enmarca la situación de España dentro del conjunto de naciones desarrolladas que, por una u otra razón, tendrán que hacer frente a este problema, incluidas Estados Unidos y Japón. Lo que ocurre en el caso de España es que la velocidad de envejecimiento de la población “es mucho más rápida que en otros países”, y la tasa de dependencia, que es el número de pensionistas en relación con los trabajadores ocupados/cotizantes que contribuyen a la Seguridad Social “se elevará [a medio plazo] con mayor rapidez que en otros países europeos”.
El experto de Naciones Unidas no lo menciona, pero este hecho se debe a que España llegó tarde tanto a la explosión como a la caída de la natalidad. En el primer caso, el auge de la natalidad comenzó en el resto de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, mientras en España empezó, prácticamente, a finales de los años cincuenta y la década de los sesenta. En el segundo caso, la caída de la natalidad comenzó a sentirse en España en los años ochenta y en la década de los noventa, cuando en Europea, y sobre todo en el norte, ya se estaba reaccionando frente a este problema.
La inmigración
Por lo tanto, España comenzará a enfrentarse de forma más intensa que los demás a la tenaza sobre el gasto social que configuran la jubilación de quienes nacieron en los años sesenta, y el hecho de que no habrá trabajadores suficientes en activo debido a la caída de la natalidad en los últimos veinte años del siglo pasado. Y esto, a pesar de que Asghar Zaidi señala que “España está muy por delante de otros países de la UE en la integración laboral de los inmigrantes”.
De acuerdo con Naciones Unidas, y a expensas de la evolución de los extranjeros, la población española de menos de catorce no superará nunca el 20% del total en los próximos cuarenta años. Quienes tienen entre 15 y 64 años –el núcleo del mercado de trabajo– pasarán de representar el 60% al 50%, y quienes tienen más de 65 años, evolucionarán desde el 20% al 35% de la población.
En este contexto, para España y para Europa, Naciones Unidas propone las siguientes recetas para garantizar la protección pública. “Con el fin de garantizar el equilibrio fiscal, las reformas del futuro deberán recortar las pensiones para que no se conviertan en insostenibles.
Los trabajadores del futuro deberán pagar la factura de la generosidad que se pueda ofrecer [en la jubilación] a los trabajadores de hoy”.
En este punto, “en el contexto de España, y en el de muchos otros países europeos, el sector privado tendrá que desempeñar un papel significativo en la previsión de pensiones”.
Fuente: Expansion.com
“España es el país europeo que [a medio plazo] absorberá mucho más rápidamente el porcentaje de población de mayor edad.
Por lo tanto, se enfrentará a este desafío, y a los problemas que surjan a raíz de él, mucho antes que los demás, con la necesidad de reaccionar con políticas públicas”.
Éste es el sentido de la ponencia pronunciada sobre el envejecimiento de la población por Asghar Zaidi, director del Centro Europeo de Viena de Investigación en Política Social, en el Consejo Económico y Social, y que va a reproducir próximamente su publicación Cauces.
El Centro Europeo de Viena es una organización intergubernamental afiliada a Naciones Unidas e integrada por más de treinta países, incluida España, y así se recoge como agencia de la ONU en la página de Internet del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
Zaidi enmarca la situación de España dentro del conjunto de naciones desarrolladas que, por una u otra razón, tendrán que hacer frente a este problema, incluidas Estados Unidos y Japón. Lo que ocurre en el caso de España es que la velocidad de envejecimiento de la población “es mucho más rápida que en otros países”, y la tasa de dependencia, que es el número de pensionistas en relación con los trabajadores ocupados/cotizantes que contribuyen a la Seguridad Social “se elevará [a medio plazo] con mayor rapidez que en otros países europeos”.
El experto de Naciones Unidas no lo menciona, pero este hecho se debe a que España llegó tarde tanto a la explosión como a la caída de la natalidad. En el primer caso, el auge de la natalidad comenzó en el resto de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, mientras en España empezó, prácticamente, a finales de los años cincuenta y la década de los sesenta. En el segundo caso, la caída de la natalidad comenzó a sentirse en España en los años ochenta y en la década de los noventa, cuando en Europea, y sobre todo en el norte, ya se estaba reaccionando frente a este problema.
La inmigración
Por lo tanto, España comenzará a enfrentarse de forma más intensa que los demás a la tenaza sobre el gasto social que configuran la jubilación de quienes nacieron en los años sesenta, y el hecho de que no habrá trabajadores suficientes en activo debido a la caída de la natalidad en los últimos veinte años del siglo pasado. Y esto, a pesar de que Asghar Zaidi señala que “España está muy por delante de otros países de la UE en la integración laboral de los inmigrantes”.
De acuerdo con Naciones Unidas, y a expensas de la evolución de los extranjeros, la población española de menos de catorce no superará nunca el 20% del total en los próximos cuarenta años. Quienes tienen entre 15 y 64 años –el núcleo del mercado de trabajo– pasarán de representar el 60% al 50%, y quienes tienen más de 65 años, evolucionarán desde el 20% al 35% de la población.
En este contexto, para España y para Europa, Naciones Unidas propone las siguientes recetas para garantizar la protección pública. “Con el fin de garantizar el equilibrio fiscal, las reformas del futuro deberán recortar las pensiones para que no se conviertan en insostenibles.
Los trabajadores del futuro deberán pagar la factura de la generosidad que se pueda ofrecer [en la jubilación] a los trabajadores de hoy”.
En este punto, “en el contexto de España, y en el de muchos otros países europeos, el sector privado tendrá que desempeñar un papel significativo en la previsión de pensiones”.
Fuente: Expansion.com
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