Sin pensión y sin seguro médico, apenas tienen la fuerza para seguir con su trabajo en el mar.
Puerto Progreso, Yuc. Llegaron a los 60 años de edad, más de 40 de ellos dedicados al rudo trabajo de la pesca, pero el cuerpo ya no aguanta, está cansado, impregnado y curtido por la sal. Están a un paso del retiro, pero carecen de dinero, no tienen Seguro Social y su futuro inmediato es desalentador.
Es como si el mar estuviera ‘picado’ (embravecido, con olas grandes), como si se presagiara un huracán –describe Waldemaro Cetz Chan, al hablar sobre el retiro, en poco tiempo, de su actividad y, lo peor, sin tener algún ahorro que le permita sobrevivir.
El caso de Cetz Chan no es exclusivo. Hay alrededor de 450 pescadores con 60 o más años de edad, según registros elaborados por las propias cooperativas pesqueras, de un universo general de 18 mil hombres de mar que laboran en las costas de Yucatán; el porcentaje de “adultos mayores” en la pesca sería escaso, puesto que la mayoría fluctúa en rangos de 22 a 55 años de edad, pero, como dice Waldemaro, “todos ellos llegarán a mi edad y verán que es difícil terminar y no contar con un solo peso”.
Casi toda una vida de sacrificios… y para nada. Los sexagenarios pescadores de Yucatán no descansan. A lo largo de su vida se han embarcado miles de veces, han enfrentado mal tiempo, huracanes, vedas (restricciones) pesqueras y hasta la explotación de los patrones que les pagan debajo del precio convenido por las especies capturadas.
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